El presidente de China, Xi Jinping, sostuvo que la «reunificación con Taiwán es esencial para la revitalización de China», durante un discurso pronunciado en la sesión de clausura de la APN (Asamblea Nacional Popular). El mandatario, reelegido el pasado viernes 10 de marzo, para un tercer mandato presidencial hasta el 2028, algo inédito entre sus predecesores.
Durante su discurso, Xi aseguró que la reunificación de Taiwán al resto de China es «una aspiración común de la nación» y subrayó la necesidad de «oponerse a las fuerzas externas» y a los «secesionistas», haciendo referencia a las constantes provocaciones de Estados Unidos.
Sin duda, este conflicto histórico que persiste desde 1949, se va a profundizar convirtiéndose en uno de los desafíos centrales para el tercer mandato del presidente Xi Jinping por dos razones: la histórica determinación del pueblo en anexar nuevamente a Taiwán al territorio continental bajo el «principio de una sola China», y la injerencia militar norteamericana en la isla que provoco grandes niveles de tensión entre las potencias. Esto supo tener su punto más álgido e inédito con a la isla de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, el pasado agosto.
¿Qué probabilidades hay de un conflicto armado entre China continental y Taiwan?
Para Washington, y más específicamente la CIA (Agencia de Inteligencia), China está organizando su ejército para invadir Taiwán en 2027, según dijo el director en este organismo, William Burns. Estas declaraciones se dieron a principios de marzo, donde Beijing envió 25 aviones de combate F-16 y tres buques de guerra a las inmediaciones y territorios del estrecho que separa china continental y la isla, acciones que, desde el gobierno de Xi Jinping, han comenzado a realizarse a partir de la visita de Pelosi y las constantes advertencias injerencistas y bélicas por parte de EE.UU.
Durante una audiencia del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, celebrada el jueves, los miembros debatieron abiertamente cómo sería una guerra con China. El representante Tony Gonzales, que acababa de regresar de una visita a Taiwán como parte de una delegación del Congreso, declaró: ‘Sé cómo es la guerra, estamos en guerra’.
En este contexto, el Gobierno taiwanés ordenó despliegue de tropas, además de barcos y sistema de monitoreo y respuesta rápida en caso de ofensiva china. Además, Taiwán ha extendido el servicio militar obligatorio a un año, situado inicialmente en cuatro meses, y ha reforzado su ejército con la compra a EEUU de aviones y armas militares.
Por su parte, China ha entrado en una postura de demostración de fuerza militar irreversible. El pasado 5 de marzo, durante la inauguración de la sesión anual de la ANP, el ya ex primer ministro, Li Keqiang, anunció que aumentará su gasto de Defensa un 7,2% este año hasta los 1,55 billones de yuanes (224.384 millones de dólares, 210.685 millones de euros) después de que la partida creciera un 7,1 % en 2022. Además, Xi ha pedido que el Ejército chino se convierta en «una gran muralla de acero» que proteja «la estabilidad y el desarrollo» de China.
De este modo, China no renuncia a sus contante vigilancia de la isla, ya que advirtió a EE.UU. que “si espera un Estrecho de Taiwán tranquilo y estable, deberá acatar sus compromisos políticos contraídos ante China y rechazar y detener explícitamente la «independencia de Taiwán», a través de las declaraciones ministro de Relaciones Exteriores chino, Qin Gang, en el marco de la sesión anual de la XIV APN.
La guerra en Ucrania es un medidor de cuanto está dispuesto a avanzar cada uno en un conflicto que ya alcanzó una escala militar, aunque no haya habido agresiones concretas. Sin embargo, EE.UU es paciente porque sabe que aunque tenga a la OTAN como un sostén estratégico y militar que le ha permitido avanzar hacia el este de Europa, le sería difícil mantener dos frentes al mismo tiempo. El desarrollo y futura culminación de su guerra con Rusia, a través de Ucrania y la OTAN, será fundamental para determinar si finalmente cruzará la línea de Taiwán y de qué manera lo hará.
Es un hecho que la perdida de hegemonía comercial y de influencia geopolítica del país norteamericano contra China está siendo el disparador de un nuevo orden multipolar que puede profundizarse aún más si Rusia es quien finalmente gana la guerra. Esto para el gigante asiático se le podría presentar como un aspecto positivo en cuanto al debilitamiento geopolítico de EE.UU. Sin embargo, no se debería descartar que Washington desee acelerar y llevar a una escala de agresiones militares directas contra China, usando a Taiwán de escudo tal como lo hace con Ucrania, en señal de no resignarse a perder su influencia total en Asia.
Sobradas muestras hay de qué bando es el que está recurriendo a la provocación bélica, y por lo tanto, a quien le conviene la guerra como solución de su detrimento a escala global. Es por eso que el posicionamiento de China para con Ucrania y Taiwán está siendo el de apostar a la paz sin bajar la guardia.
Este jueves, el canciller chino llamó a Ucrania y a Rusia a reanudar «lo antes posible» sus conversaciones de paz, durante una entrevista telefónica mantenida con su homólogo ucraniano Dmytro Kuleba. «China teme que la crisis se agrave y se vuelva incontrolable. Y espera que todas las partes mantengan la calma» y «reanuden las conversaciones de paz lo antes posible y vuelvan a la vía de una solución política», dijo el ministro, según un comunicado publicado por su cartera.
Hasta ahora China se abstuvo de condenar la invasión rusa de Ucrania, lanzada hace poco más de un año, pero resaltó en varias ocasiones la importancia del respeto de las fronteras de los Estados soberanos y lanzó su propia propuesta de paz bajo una posición «objetiva e imparcial sobre la cuestión ucraniana» y que el país está «comprometido con la paz», dijo Qin.
Durante las hostilidades en Ucrania, en varias oportunidades Washington puso sobre la mesa la supuesta intención de los asiáticos para proporcionar armas a Rusia, e incluso el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, aseguró tener pruebas de que Beijing contemplaba esa alternativa.
Al respecto, China respondió que Estados Unidos no está en posición de darle órdenes . «Quien no para de proporcionar armas al campo de batalla es Estados Unidos, no China. No están cualificados para dar órdenes a China y nunca aceptaremos que dicten o impongan cómo deben ser las relaciones chino-rusas», arremetió el portavoz del Ministerio de Exteriores, Wang Wenbin.
Por su parte, expuso las acciones del gobierno de Joe Biden. «¿Por qué EEUU, viene hablando largo y tendido sobre el respeto a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, pero no respeta la soberanía y la integridad territorial de China en la cuestión de Taiwán? ¿Por qué EEUU por un lado exige a China no proporcionar armas a Rusia pero por el otro viene vendiendo armas a Taiwán por largo tiempo en violación del Comunicado del 17 de agosto?
¿Quién gobierna Taiwán? Un elemento a tener en cuenta para la paz
Existe un factor que a la hora de analizar este conflicto poco se está teniendo en cuenta, y es que en el 2024, se realizaran las elecciones presidenciales de Taiwán, en las cuales el partido Nacionalista KTM (Kuomintang) tiene muchas posibilidades de volver a gobernar la isla. El KMT viene siendo partido proclive al diálogo con China Continental, caso contrario de quien gobierna Taiwán actualmente, el PDP (Partido Demócrata Progresista) que tiene Tsai Ing-Wen, como presidenta de la isla.
El PDP quien no titubea a la hora ser títere de los Estados Unidos, recibiendo a Pelosi y aceptando los acuerdos militares que les ofrece Washington, viene de una dura derrota en las últimas elecciones regionales contra KMT, quien ganó 13 de los 21 municipios y condados. De este modo, el KTM se hizo con la alcaldía en cuatro de las seis mayores ciudades del país -entre ellas, la capital, Taipéi. La derrota es interpretada como una crítica al manejo de la pandemia, el descontrol de precios y el fracaso del discurso de la “amenaza de China” de Tsai como centralidad de su campaña.
A pesar de las históricas diferencias que llevaron a que el KMT estableciera su propio gobierno en Taiwán, después de arrebatárselo a Japón al caer este en la Segunda Guerra Mundial, mientras que el Partido Comunista controlaba China continental tras la revolución de 1949; los nacionalistas,con el tiempo, han profundizado un trato amistoso con Beijing, y aceptaron el llamado “consenso de 1992”.
Esto es un entendimiento tácito que tanto Taipei como Beijing reconocen como perteneciente a “una China”, mediante lo cual ya Hong Kong y Macao se han integrado pacíficamente al territorio continental, gracias a la política de un país, dos sistemas. Con este panorama, una posible victoria del partido nacionalista en las elecciones de 2024, Taiwán podría dar un giro de timón en la región en torno a las relaciones con Beijing.
Aunque la cordial relación que existe entre las partes no sea condiciones suficientes para pensar una intención de reunificación a mediano plazo por parte de los nacionalistas, significaría un paño frio a las intenciones estadounidenses de fomentar su injerencia en los asuntos de China y el retorno a un dialogo diplomático que no requiera la demostración de fuerza militar entre la isla y Beijing.