China encabeza sistemas de Patrimonio Agrícola Mundial
Foto: Sistema de cultivo de té de Anxi Tieguanyin. Sitio web de la FAO
Al referirnos al patrimonio chino, ¿pensás en música, comida u otros productos culturales? Si es así, en esta nota te contamos por qué deberías comenzar a considerar la agricultura como uno de sus legados más importantes para el mundo.

Cuando pensamos en el patrimonio de China y lo que esta milenaria nación ha ofrendado al mundo, rápidamente tendemos a evocar la cultura: sus comidas, danzas, ropas.

Quienes van un poco más allá, reconocerán la importancia de la filosofía china al moldear el pensamiento de oriente y occidente. La idea de mérito, por ejemplo, tan difundida y discutida en nuestro tiempo, ya era parte escencial del sistema de funcionariado chino, inspirado en preceptos confucianos, desde hace unos dos mil años.

Aquellos un poco más conocedores podrían citar decenas de inventos originarios de las tierras del gigante asiático. Inlcuso algunos típicamente asociados a occidente, pero que hicieron su primera aparición en China, como la imprenta de tipos móviles. Menos común, sin embargo, es pensar en el legado que los sistemas agrícolas chinos representan a nivel global.

Recientemente la FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) anunció la inclusión de tres sitios en China entre sus Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM o  GIAHS por sus siglas en inglés).

El SIPAM tiene ya veinte años de historia y reúne agroecosistemas habitados por grupos que viven en una intrincada relación con el territorio. Al día de hoy cuenta con 65 sistemas (43 de ellos en Asia), distribuidos en 22 países. Todos se caracterizan por una gran biodiversidad, el conocimiento de técnicas de cultivo, el tratamiento de terrenos tradicionales y, por sobre todo, la sostenibilidad de las formas productivas de modo de contribuir al ciudado del medioambiente a la vez que garantizar la seguridad alimentaria de sus habitantes.

Entre los sitios elegidos en esta oportunidad, se encuentra una antigua zona productora de té en el distrito de Anxi, provincia oriental de Fujian, reconocida por la producción de Té Oolong. Gracias a la implementación del método de cultivo compuesto de árboles de té, bosque y abono verde, la construcción de instalaciones de conservación de agua e instalaciones de transporte, esta región ha pasado a cobrar relevancia mundial. En la misma, el té ha moldeado una forma de vida y una cultura particular que incluye el chadao (o el Tao del Té), una forma ceremonial y artística de preparar y beber té.

También una región de ganado nómada en la ciudad de Chifeng, de la región autónoma de Mongolia Interior. Este sistema nómada goza de una larga historia. Varios sitios desenterrados muestran que la caza y la producción nómada han tenido lugar desde la Edad Neolítica. El entorno natural también posibilitó la relación de interdependencia de tipos de ganado, dando origen a excelentes razas. Con base en el conocimiento tradicional acumulado a través de las generaciones, los pastores mongoles han desarrollado un ecosistema saludable y sustentable.

Finalmente, un sistema de cultivo de secano en terrazas de piedra en el distrito de Shexian, provincia septentrional de Hebei, conocido por la presencia de la nuez, el fresno, y productos como el maíz, la soja y el mijo.

Estos sitios se suman a otros 15 que ya formaban parte del SIPAM, totalizando 18 en China. Algunos de los antecedentes de China más relevantes incorporados por la FAO han sido las terrazas de arroz, consideradas una muestra de la brillantes de los agricultores chinos, logrando un sistema de abastecimiento de agua para los cultivos y el pueblo de manera continua, económica y eficiente.

También otras regiones productoras de té se encuentran desde hace algunos años en la lista, caraterizadas entre otras cosas por el uso de métodos pestricidas naturales y fertilizantes orgánicos. Así como la tradicional ciudad de Puerh, punto de inicio de la histórica ruta del té, gracias a la cuál este producto se hizo conocido en múltiples sitios a lo largo de Asia.

Encontramos además, entre otros, los viñedos en Xuanhua y las campos de azufaifo, una fruta originaria de China, cuyos árboles ayudan a prevenir tormentas de arena y ayudan a conservar el agua y la arena en la meseta con escaza vegetación.

El sistema de cultivo de hongos en el bosque de Qingyuan, provincia de Zhejiang también ha sido propuesto para integrar el SIPAM, y está aún siendo evaluado

En todos los casos se evidencia la convivencia armónica entre el ser humano y la naturaleza, adaptándose con inteligencia al terreno y creando métodos eficientes, perfeccionados a lo largo de varias generaciones, de obtener alimentos, sin descuidar el medio ambiente. La notable presencia de sistemas agrícolas chinos en el SIPAM evidencia la importancia de las comunidades rurales y el saber acumulado en ellas como legado para China y para el mundo.