

Ambos Estados renovarán por dos años el acuerdo para nombrar obispos de forma conjunta. La decisión de ratificar este acuerdo firmado en 2018, que supuso el mayor acercamiento bilateral en más de 50 años entre los dos Estados, y que se alcanzó tras una reunión bilateral de las comisiones de negociación celebrada entre el 28 de agosto y el 3 de septiembre en Xinjiang. El mismo convenio logró prorrogarse en el 2020 hasta la actualidad.
“La Santa Sede y la República Popular de China, tras oportunas consultas y valoraciones, han concordado prorrogar por otro bienio la validez del Acuerdo Provisional sobre el nombramiento de obispos”, se lee en un comunicado de prensa difundido por el Vaticano. Y agrega: “La parte vaticana pretende proseguir el diálogo respetuoso y constructivo con la parte china para una correcta aplicación del Acuerdo y un nuevo desarrollo de las relaciones bilaterales para favorecer la misión de la Iglesia católica y el bien del pueblo chino”.
Este acuerdo de carácter “provisional” se mantendrá hasta 2024 con el mismo texto de la versión original, lo que ha posibilitado ya la designación de seis obispos con la aprobación de Roma y de Beijing. La extensión de este vínculo busca unir a católicos de las Iglesias oficial y la clandestina en China, aunque se reserva al papa la última palabra para nombrar a los obispos chinos. Tras la ruptura entre China y el Vaticano en la década de 1950, los 12 millones de católicos chinos se dividieron en una Iglesia oficial, bajo la órbita del Partido Comunista de China, y una Iglesia clandestina.
El acuerdo entre China y la Santa Sede no pasará a ser “definitivo”, como buscaban algunos de los negociadores vaticanos, si no que se volverá a discutir dentro de dos años. Otro de los temas de negociación que seguirá abierto es un nuevo mapeo de la cantidad de diócesis en las que dividir a China, un número en el que hay discrepancias entre Roma, que habla de 146 diócesis, y Beijing, que reconoce por ahora solo 98.
La historia de una tensa relación
China creó su propia Iglesia Patriótica Católica en 1949, cuando Mao estableció en Beijing la República Popular China, y los católicos romanos quedaron en la “clandestinidad”, algo que este acuerdo ha eliminado, aunque aún se viven muchos problemas. En 1950 se lanzó el Movimiento de reforma de las tres autonomías (autogobierno, autopromoción financiera, autodifusión), con cierto éxito entre los protestantes, pero no entre los católicos.
En enero de 1951, se estableció la Oficina de Asuntos Religiosos. En ese año, tras la excomunión por parte Pío XII de dos obispos nombrados por Beijing, las autoridades chinas respondieron con la expulsión del nuncio apostólico (embajador), que se asentó en la isla de Taiwán. En consecuencia, se lanza un nuevo movimiento antiimperialista de amor por la patria y la religión. De esta forma, el papa de aquel momento condenó explícitamente el “movimiento patriótico”.
Entre 1956 y 1957, Mao Zedong lanzó la campaña de cien flores para mejorar la relación entre el poder y las masas. De este modo, se logra la liberación de los católicos detenidos. En este contexto, se funda la Asociación patriótica de los católicos chinos y se llevan a cabo las primeras ordenaciones episcopales sin un mandato pontificio. Así comienza el llamado “catolicismo oficial”. Para octubre de 1958, más de 20 obispos serán ordenados de esta manera. Pío XII reivindicaría el patriotismo de los católicos chinos, pero rechaza la Asociación Patriótica. En cuanto a las ordenaciones sin un mandato pontificio, queda claro que son ilegítimas, pero válidas.
En enero de 1962, la Asociación Patriótica, en su segundo congreso, insistió en proclamar una Iglesia totalmente independiente de Roma. En 1966, Mao Zedong inició la Revolución Cultural, lo que significó la prohibición de toda actividad religiosa, el cierre de todos los lugares de culto, la prohibición de la práctica religiosa. Los miembros de las Asociaciones Patrióticas también se verían afectados.
El comienzo del pontificado de Juan Pablo II en 1978 coincide prácticamente con el ascenso y las reformas de Deng Xiaoping. En 1980 vuelven a abrir algunas iglesias en diferentes ciudades. La Oficina de Asuntos Religiosos se reconstituye, al igual que las cinco Asociaciones Patrióticas religiosas, que celebran sus congresos nacionales. El de la Asociación Patriótica Católica es el tercero, seguido de una conferencia de representantes. Esto a su vez crea un colegio de obispos chinos, que nunca ha sido reconocido por Roma.
En 1982, en el duodécimo congreso del Partido Comunista se hace circular el documento número 19 sobre el control de las cinco religiones reconocidas oficialmente (budismo, el taoísmo, el islam, el protestantismo y el catolicismo). En la nueva constitución, el artículo 36 establece que “ninguna realidad religiosa en China puede controlarse desde el exterior”. Desde 1989, con los hechos de Tiananmen y la crisis del comunismo en Europa, crece la desconfianza china hacia Juan Pablo II, que crea mientras tanto cardenal a Gong Pin-mei, que desde 1988 tiene permiso para sanar su salud en los Estados Unidos. Sin embargo, después del final de la Revolución Cultural, muchos obispos “patrióticos” en la nueva situación han solicitado por canales reservados el reconocimiento de Roma y lo han obtenido.
En enero de 2007, la declaración final de la reunión del Vaticano de una comisión sobre China declarará que “casi todos los obispos y sacerdotes están en comunión con Roma”.
El 7 de mayo de 2008 en el Vaticano, en la sala de Pablo VI, hay un concierto excepcional ofrecido a Benedicto XVI por la Orquesta Filarmónica de China de Beijing, con el coro de la Ópera de Shanghai. Es un momento significativo de la denominada diplomacia cultural, que también incluye otras iniciativas, como exposiciones históricas y artísticas (en el Vaticano y en China) y la participación de expertos en conferencias de carácter científico o cultural. Sin embargo, mientras que por algunos años continúan las ordenaciones episcopales con el consentimiento de Roma, entre 2010 y 2011, surgieron nuevas rispideces en cuanto a las designaciones, ya sea por los números de sacerdotes o por conflictos hacia dentro de China con los católicos clandestinos.
Desde el inicio del mandato de Francisco en 2013, se han manifestado intenciones amistosas entre ambos estados para la recuperación efectiva del diálogo de la Santa Sede ante las autoridades chinas. Los vínculos se han mejorado de tal manera que permitió que en 2018 se llegue al acuerdo provisional de la designación de obispos.