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martes, noviembre 28, 2023

Confucio y Mao Tse-tung: ¿es posible encontrar semejanzas entre ambos?

Confucio, autor de las «Seis Obras Clásicas», que enseñaba virtud personal, devoción a la familia y el significado de la justicia, persiste hasta la actualidad en la memoria colectiva de la RPCh. Luego de su muerte, la historia lo ha vanagloriado y demonizado alternativamente. Esta alternancia es una prueba que cuanto más se critique su doctrina, más reconocimiento habrá tenido su influencia en la vida cultural y política de la sociedad que trató de combatirla.

¿Cómo puede un régimen revolucionario del proletariado, cuyo principio rector es el Marxismo-Leninismo, tolerar la tradición feudalista del Confucianismo? Mao provee la respuesta al argumentar que los comunistas no deben ignorar su historia, planteando la necesidad de un marxismo nacional, respetando la “manera china” de solucionar los problemas. Ningún espíritu o estilo puede ser más chino que la estructura moldeada principalmente por el confucianismo a lo largo de su historia. Sin tomar conciencia de esto, Mao (así como otros líderes Chinos) citaron y  alabaron a Confucio, Mencio y otros discípulos confucianos.

En los comienzos de la Revolución Cultural, se inició una gran campaña de crítica y condena masiva al Confucianismo, justificada en la necesidad de adoptar una postura legalista inicial, así como la necesidad de reemplazar la estructura moral nacional por los “Tres Principios del Pueblo” de Sun Yat-sen. Años más tarde, en 1938, Mao presentaría un informe diciendo: “La China de hoy es producto de todo el desarrollo anterior de China. . . Debemos generalizar nuestro pasado, desde Confucio hasta Sun Yat-sen… debemos tomar posesión de su valioso legado. Esto será un fuerte apoyo para dirigir el gran movimiento actual».

Tanto la China comunista como la confuciana han sido institucionalmente burocráticas e intelectualmente despóticas en su dogmatismo. Para detectar las relaciones solapadas entre la China Socialista de Mao y la tradición confuciana debemos recurrir a conceptos básicos confucianos: Ren y Li, como representantes de su ética.

El carácter chino Ren puede traducirse como amor, benevolencia, virtud, humanidad. La ética confuciana se encuentra en las “Analectas”. El Ren representa la supresión del individuo, el espíritu de sacrificio, la moderación, la falta de lo privado y el control ideológico. Hace al hombre lo que es el hombre,  la vida de una persona es definida por su comunidad y entorno, el individuo no tiene sentido sin la comunidad, equivalente al estándar del Comunismo en cuánto o a la relación entre individuos/partido, estado/colectivo. Mao hace referencia a ello en las negociaciones de Chungching en 1945: “Dondequiera que vayan, nuestros camaradas deben establecer buenas relaciones con las masas, preocuparse por ellas y ayudarlas a vencer sus dificultades. Deben unirse con las masas populares, y cuanto más numerosas sean las masas con las que se unan, tanto mejor”.

Mientras que el egoísmo era condenado, el autosacrificio era la mayor virtud. Confucio enseñó que los hombres virtuosos debían vivir a expensas del Ren, pero era necesario sacrificar sus vidas para coronar su propio Ren. Si lo sustituimos por el concepto de “causa revolucionaria” o “ideal comunista”, las enseñanzas de Confucio se transforman en el motor de todos los héroes proletarios de la época como Liu Hulan, Huang Jiguang o Qiu Shaoyun. Cada medio de comunicación fue utilizado para propagar el ideal del sacrificio en pos de un nuevo Ren: “la causa revolucionaria”. La propaganda alcanzó su pico durante la revolución cultural, cuando se impuso la obligatoriedad de leer y recitar los Tres escritos de Mao: “En memoria del Dr. Bethune”, “Servir al pueblo” y “El viejo tonto que removió las montañas”, que alaban a los mártires revolucionarios que dedicaron su vida a la gran causa.

La moderación o autocontrol es el tercer punto de Ren, en la vida diaria china lo primero que se espera de un niño es que obedezca, que siga las instrucciones de sus padres así como de los mayores. La modestia es aprendida desde la niñez, el reconocimiento es negado como si la mención fuese falsa. “Sólo la gente ignorante alaba a sus hijos delante de invitados”. En Mao el identificarse con las masas es una virtud revolucionaria.

La doctrina de Confucio, afirma que un hombre nace bueno, los malos pensamientos surgen por la mala influencia del ambiente. Según el concepto de virtud en la China socialista, la clase proletaria nace buena, todos los pecados provienen de la burguesía y de las clases explotadoras. Cuando el liderazgo no puede trasladar a la gente a un ámbito más seguro, es preferible cerrar el país a las influencias externas.

Confucio enseñaba que las 300 Odas compiladas en su obra podían ser resumidas en una sola frase: no eludir el camino correcto (tao). El actual camino correcto es el socialista, la modernización, así como la planificación de prioridades políticas y orales impuestas por el Partido.

Otra forma de control ideológico consiste en la “unidad de pensamiento”. Confucio había enseñado: el carácter moral de la gente noble es la brisa, el carácter moral de la gente ordinaria es el pasto. Cuando la brisa sopla, el pasto se doblará”. Los estándares deben ser establecidos desde arriba, el pueblo debe estar dispuesto a aceptar un gobierno representado por sabios. Mao, como líder, enseñó que una vez que el camino correcto de la clase avanzada haya llegado a las masas, esta será un poderoso material que forzará a educar a la sociedad. Lin Biao, quién llegó a ser vicepresidente del partido, mencionó  los chinos necesitaban un pensamiento común para ser guiados, declaró además que quería ser el Dong Zhongshu de la nueva era. Dong era un alto oficial en la dinastía Han, quién recomendó al emperador matener la ortodoxia confuciana vigente por los siguientes 2000 años. Al mencionar a Dong, Lin Biao comparaba a Mao con Confucio.

En cuanto al carácter Li, que originalmente significa Rito, pero tomando el sentido de “forma de administrar el estado” o de “las normas de comportamiento apropiado de acuerdo a su estatus”.  Los ritos son paredes invisibles que separan gente de distinto estatus, y demarcan líneas entre clase gobernante y gobernada. Confucio decía: “dejen al Príncipe ser príncipe, al ministro ser ministro, al padre ser padre, al hijo ser hijo”. En las “Tres guías cardinales”, Dong Zhongshu indica que el soberano guía a los súbditos, el padre a los hijos, el marido a la mujer. En los cuatro artículos de Mao sobre la disciplina, que guían al Partido y a la Nación, se establece que el individuo debe subordinarse a la organización, así como la minoría a la mayoría, los niveles menores a los mayores, y todos ellos al Comité Central.

Confucio proclamaba “aquel que gobierna por medio de su excelencia moral puede compararse a la estrella polar, que permanece en su sitio en tanto todas las demás estrellas se inclinan ante ella”.  La bandera de la RPCh posee una gran estrella en el centro que representa al Partido Comunista, las otras cuatro pequeñas estrellas a su alrededor representan las cuatro clases sociales del pueblo consideradas por Mao Tse-tung en su obra “Sobre la dictadura democrática popular». 

El libro de los Ritos cita: “Li no se aplica a la gente común, las sanciones no se aplican a  la nobleza”, su esencia es establecer reglas a ser acatadas por el pueblo. El maestro decía: «Cuando veas a un hombre bueno, piensa en emularlo. Cuando veas a un hombre malo, examina tu corazón», en consonancia Mao proclamaba que los comunistas debían mostrar iniciativa y desempeñar un papel ejemplar y de vanguardia en todos los terrenos.

El Li confuciano que enfatiza el estatus y el orden debe reconciliarse con el Ren, que acentúa el amor benevolente. Cuando se le preguntó por qué uno debe llevar tres años de luto por la muerte de un padre Confucio respondió: “¿Acaso el padre no pasó más de tres años cuidando a sus hijos?”. El arte de gobernar consiste en encontrar una forma de balance entre REN y LI practicado la “Doctrina del justo medio”, la búsqueda del valor intermedio entre dos extremos. Consideraciones similares ha tenido Mao: En el seno del pueblo, no se puede prescindir de la libertad, ni tampoco de la disciplina; no se puede prescindir de la democracia, ni tampoco del centralismo. Esta unidad de democracia y centralismo, y de libertad y disciplina, constituye nuestro centralismo democrático. Bajo este sistema, el pueblo disfruta de amplia democracia y libertad, pero al mismo tiempo debe mantenerse dentro de los límites de la disciplina socialista».

Esta nueva concepción de Ren y Li resulta imprescindible para las nuevas generaciones chinas que necesitan una guía práctica para sus objetivos idealistas. El Confucianismo ha sido, y sigue siendo, una de las mayores fuerzas que determinan el desarrollo de la cultura china. Las reformas actuales y la política de apertura generan cambios culturales, por lo que es imposible predecir si la tradición antigua ayudará o resultará perjudicial a los objetivos de la modernización. La gran diferencia entre la antigüedad y el presente, entre el comunismo y el confucianismo surge entre las asociaciones nacionales y sociales. De acuerdo a los ojos comunistas, Confucio fue simplemente el ídolo de los dirigentes de la vieja sociedad, de aquellos dirigentes feudales que consideraban que Confucio representaba la esencia nacional, aunque a la fecha aún hagan eco de su doctrina con distintas palabras.

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