Cuando Perón dijo: “O nos liberamos nosotros o nos liberarán los chinos”
Foto: Infobae
El líder argentino compartió con Mao la perspectiva de sumarse a los países no alineados enfrentados a los imperialismos. Entre los principales líderes del siglo XX en ambos países existieron intercambios de mensajes, cartas y regalos.

El 17 de octubre de 1945 nace en la Argentina uno de los movimientos más influyentes en la región latinoamericana. El peronismo se gestó a partir de una de las movilizaciones más importantes que se hubieran registrado en Argentina hasta entonces. El motivo era la libertad de quien había sido vicepresidente del gobierno hasta el 12 de octubre. Juan Domingo Perón quien será electo -mediante los votos- tres veces para presidente de la Argentina había dejado un legado tan importante en relación a derechos sociales, políticos y sindicales como también algunas máximas continúan repercutiendo en el presente político tanto del país como sobre aquellos que se definieron como los  “países no alineados”.

En una carta escrita en 1965 a un Osvaldo Maurín que vivía en Nueva York, el ya exiliado líder del movimiento justicialista reflexionaba:

“Este mundo occidental, tan mal calificado como “mundo libre”, es una descarada simulación de valores inexistentes, un mundo en decadencia, en el que lo único sublime de las virtudes es su enunciado. Los hombrecillos encumbrados que ven el peligro, tiemblan pero no se corrigen. Así vamos marchando hacia el abismo porque otro mundo nuevo, con valores reales, avanza desde Oriente con la intención de tomar el mando de la Historia. O nos liberamos nosotros o nos liberarán los chinos…Ya el problema no es ideológico como han pretendido hacernos creer.”

Este entusiasmo peronista por el nuevo mundo configura uno de los ejes fundamentales del pensamiento de Juan Perón durante gran parte de la década del sesenta. En efecto, es en el mismo 1965 en donde decide enviar, mediante la organización del Movimiento Peronista Revolucionario (MPR) una carta al entonces presidente de la República Popular China: Mao Zedong. 

La carta, no excede de una carilla en relación a su contenido escrito pero constituye, sin dudas, un mensaje profundo en relación a la fortalecer la construcción del movimiento de países no-alineados en oposición a lo que consideraba “los imperialismos” en referencia al capitalismo estadounidense y al comunismo soviético. La elaboración de una “tercera vía” forma parte de la posición primaria del peronismo. Los cánticos peronistas expresaban en cierta forma la visión de la geopolítica mundial en “ni yankis ni marxistas: peronistas”. 

En este sentido es que Perón ve en China un aliado a partir de la ruptura sino-soviética tras la muerte de Stalin en 1956 y las posteriores tensiones sobre el rumbo a seguir en la guerra fría. A esto se suman los conflictos territoriales fronterizos que se sucedieron durante los ‘60 y que llegan al conflicto armado en 1969 en la Isla de Zhenbao. 

Sin embargo, el filósofo cordobés, Carlos Astrada, dirá que la “Tercera Posición” había sido desarrollada por Mao en la cual establecía la división del mundo en tres partes. A esto Perón responderá de forma picaresca que “Ese chinito pícaro, me roba las ideas.”

La carta de Perón a Mao

Carta de Perón al lider de la República Popular China – Créditos: contrainfo.com

Diferente fue el trato en el contendo de la carta en cuestión que fue enviada por la comitiva de militantes que fueron invitados a fin de conocer la realidad china y hacer un experiencia por el campo. La misma se inicia con un cordial saludo:

Desde este difícil exilio, aprovecho la magnífica oportunidad que brinda el viaje de los jóvenes dirigentes peronistas del MRP, gentilmente invitados por Uds, para hacerle llegar junto con mi saludo más fraternal y amistoso, las expresiones de nuestra admiración hacia Ud., su Gobierno y su Partido; que han sabido llevar a la Nación China el logro de tantas e importantes victorias, que ya el mundo capitalista ha comenzado por reconocer y aceptar.”

Y continúa: 

“Su pensamiento y su palabra de Maestro Revolucionario, han calado hondo en el alma de los pueblos que luchan por liberarse —nosotros entre ellos— que nos debatimos, en estos últimos diez años, en marchas y contramarchas propias del proceso de un pueblo, que va preparando las condiciones más favorables para la lucha final contra el Imperialismo Norteamericano y sus aliados permanentes —entre ellos ahora, los actuales dirigentes soviéticos— se equivocan cuando piensan que con el engaño de una falsa coexistencia pacífica podrán detener la marcha de estos pueblos sedientos de justicia en pos de su liberación. 

El ejemplo de CHINA POPULAR, hoy base inconmovible de la Revolución Mundial, permite a los hombres de las nuevas generaciones prepararse para la larga lucha con más claridad y firme determinación.”

En el resto de la carta hay una breve reflexión del golpe de estado sufrido en 1955 que puso fin a la segunda presidencia de Perón abortando el desarrollo de la “revolución democrática” iniciada en 1945 como antesala a la “revolución socialista” y que fuera saboteada por el imperialismo con la “complicidad de las clases traidoras”. Y agrega para finalizar que “Nuestros objetivos son comunes —por eso me felicito de este contacto de nuestros luchadores con esa gran realidad que son ustedes.”

La relación entre ambos líderes excedió el intercambio de cartas y logró materializarse en algunos objetos concretos que son símbolo de la cultura China y que Perón pudo ostentar tanto en Puerta de Hierro como en la casa que lo alojó en Olivos una vez finalizado su exilio. En relación al primero de los destinos del general, se encuentra el obsequio de un dragón azul que ubicó en la biblioteca de su despacho en donde recibió a cientos de dirigentes políticos y sindicales. El mismo llegó gracias a Jorge Hammer, un enviado a China para facilitar los contactos con la dirigencia política latinoamericana. 

El segundo de los regalos se encuentra hoy en el museo de San Vicente en donde descansan los restos de Perón desde 2006. El biombo regalado por Mao constituye parte de la muestra y es signo del acercamiento que experimentaron los líderes durante aquellos años y que se evidenciará en dos episodios más que ayudan a entender la posición esbozada por estos líderes.

Biombo regalado por Mao Zedong a Juan Perón. Crédito: Museo histórico 17 de octubre

La primera consiste en la visita que realizaron algunos dirigentes comunistas a la República Popular China. El Partido Comunista Argentino había sufrido una escisión que se denominaba “maoísta”. Según Roberto Baschetti, Elías Semán le cuenta la situación política al entonces presidente chino y él le responde con total frontalidad: “Eso está muy bien pero, en Argentina, yo sería peronista”. La segunda, se remonta a la tercera presidencia de Perón en 1973 y a la visita que realizó a una muestra sobre cultura oriental realizada en el Centro de Exposición de Buenos Aires en Av.  Alcorta y Av. Pueyrredón. Allí, tras terminar su paseo y realizar un improvisado discurso, Perón finaliza diciendo: “es la hora de Mao”. 

Fermín Chávez explica por su parte que el fenómeno de la tercera posición se comenzó a desarrollar durante la década del 50´ coincidente con el declive del peronismo, tal como se explicará en la carta entre Perón y Mao. En el año 1955 se realizó la histórica conferencia afro-asiática con la participación de Nehru, Nasser y Zhou Enlai en donde se dio entidad a esta idea de los países “no-alineados; sin embargo en 1973 tendrá revancha al participar en Argelia en la “IV Conferencia de Países No Alienados”.

En relación a estos eventos, hay dos referencias interesantes. La primera será en torno a la figura de Zhou Enlai quien como primer ministro de China enviará un alusivo saludo tras la muerte del Perón el 1º de Julio de 1974: “Perón laboró activamente durante toda su vida para reforzar la causa de la unidad del Tercer Mundo contra todo designio hegemónico. Fue un célebre estadista y desplegó en vida positivos esfuerzos por la salvaguardia de la independencia nacional”. En relación a la conferencia, dejó un mensaje que bien parece coincidir con los deseos actuales de la República Popular: “Ayer fue época de las nacionalidades, hoy es la época del continentalismo y muy en breve será la era del universalismo. Es preciso trabajar unidos, solidarios y organizados, respetando siempre las costumbres y la soberanía de los demás pueblos, pero buscando siempre la solución adecuada para estos acuciantes problemas en bien de la comunidad universal, y tal vez un día podamos desigarnos todos con el honroso título de ciudadanos del mundo.”