

Según el economista chino Xu Jianguo, de la Escuela Nacional de Desarrollo de la Universidad de Beijing, el impacto del nuevo brote de coronavirus es 10 veces mayor al iniciado en Wuhan en el 2020. Se estima que, en lo que va del año, China registró más de 80.000 infecciones, lo que podría llevar a superar los 92.514 casos del 2020. Según declaró Xu al South China Morning Post “las interrupciones de la actividad económica provocadas por el coronavirus, que incluyen cierres en toda la ciudad y restricciones en el transporte, ya han afectado a 160 millones de personas este año y han supuesto un coste de 18 billones de yuanes (2.680 millones de dólares)”
La forma de enfrentar este nuevo rebrote es mediante la política gubernamental de “COVID cero”, basada en el cierre total y la cuarentena en las instalaciones gubernamentales, lo que conlleva a una fuerte presión sobre la producción, el comercio, la logística del comercio exterior y los servicios. Por esta razón, según Xu, es “es difícil que China pueda alcanzar su objetivo de crecimiento económico de alrededor del 5,5% para este año, o incluso igualar la cifra de crecimiento del 2,3% registrada en 2020”.
El freno de la economía China, un freno para la economía mundial
Para la consultora norteamericana JP Morgan, China representa un motor a nivel mundial de la producción y la demanda, lo que convierte al gigante asiático en un impulsor del crecimiento regional y mundial. Como resultado de la política de “COVID cero”, se prevee que la caída del PBI del trimestre ronde entre el 0% y el -2%. Además, la falta de mano de obra para producir, muestra que la economía China está atravesando un período de estancamiento en el que, al no estar produciendo a su máxima capacidad, ha reducido su capacidad de exportación, por lo que la demanda internacional también se está debilitando.
Según la consultora Nomura sobre la economía asiática: “con el rápido empeoramiento de los datos de actividad de alta frecuencia de China en abril, y con nuestra estimación de que las regiones que producen alrededor del 38% del PIB están bajo confinamientos totales y parciales y con graves interrupciones logísticas, hemos reducido nuestra previsión de crecimiento del PIB del segundo trimestre de China al 1,8% interanual desde el 3,4% (previsión anual para 2022 hasta el 3,9% desde el 4,3%)”.
En un contexto mundial en el que Ucrania atraviesa la invasión rusa, conlleva un impacto sobre la producción y la demanda mundial de materias primas. Si bien China orienta sus esfuerzos par garantizar su soberania alimentaria y energética hacia el cono sur, se produjo una importante depreciación del yuan, más de un 6% frente al dólar desde los máximos desde 2022. Además la desconfianza de los inversores sobre los vínculos chinos con Rusia implicó una salida masivas de capita lo que genera una enorme presión bajista sobre el yuan
Para el economista Mark Sobel, la depreciación del yuan implicaría un debilitamiento de la actividad económica. “La perspectiva económica de China se está debilitando. Se verá más afectado por las consecuencias de la atroz invasión de Ucrania por parte de Rusia que EEUU. Además, los problemas del sector de la vivienda y el reciente brote de casos de covid-19 y los confinamientos en ciudades chinas clave reducirán el crecimiento”.
Según lo indica el índice gestores de compras Caixin, la economía se desplomó a 36,2, en abril, desde los 42 puntos, de marzo (por debajo de 50 indica contracción). Además se produjo una fuerte contracción en el sector de los servicios que representa más de la mitad de su PIB del país y más del 40% del empleo, por lo que el el presidente Xi Jinping pidió una inyección de gasto en infraestructuras para promover el crecimiento, y prometió llevar a cabo medidas específicas para apoyar la economía de internet.