

Terry Branstad, de 73 años y exgobernador de Iowa durante más de 20 años, dejará su puesto diplomático como embajador estadounidense en China. Esta renuncia se produce en medio de una escalada de hostilidades y fricciones en la relación entre Estados Unidos y el gobierno de Pekín.
Este lunes a través de su cuenta de twitter, Mike Pompeo agradeció a Terry Branstad por sus servicios como embajador, y sostuvo que durante su gestión ha “contribuido a re-equilibrar las relaciones entre Estados Unidos y China para que estén orientadas a los resultados, y que sean recíprocas y justas”.
Luego de este anuncio, la embajada de Estados Unidos confirmó a Pekín que Terry Branstad dejará su cargo y que abandonará el país en los primeros días del próximo mes.
Terry Branstad fue uno de los primeros en apoyar la candidatura de Donald Trump para la presidencia en el 2016. Luego de consumado su triunfo electoral, Terry Branstad arribó a la embajada en China en el verano de 2017. La administración de la Casa Blanca había apostado a las conexiones personales que tenía el embajador con el presidente de China, Xi Jinping, a quien había conocido por primera vez en el año 1985, para estrechar las relaciones bilaterales entre ambos países.
Sin embargo, el haberse visto envuelto en conflictos diplomáticos ocasionados por la guerra comercial, los disturbios en Hong Kong y la pandemia generada por el COVID-19, imposibilitó que pudiera hacer uso de sus conexiones previas con Xi Jinping para entablar una relación más armoniosa.
Al respecto, Mike Pompeo resaltó que Terry Branstad fue elegido para aquel cargo debido a sus “décadas de experiencia en el trato con China”, que en conjunto con sus conocimientos sobre China lo convirtieron “en la mejor persona para representar a la Administración y defender los intereses e ideales estadounidenses en esta importante relación”.
De todas formas, la imagen e influencia de Branstad en los asuntos exteriores para con China se vieron fuertemente eclipsados por la personalidad de Trump y su forma de redireccionar la relación de Estados Unidos con China hacia lugares más confrontativos.
Vale recalcar que desde Washington no se especificó en ningún momento la razón por la cual el embajador estadounidense renunció a su cargo, lo que sumado a la sorpresa inesperada de tal anuncio, genera importantes interrogantes en torno a cómo y bajo qué términos planea Donald Trump seguir entablando su relación bilateral con el gobierno chino.
Al respecto, hay grandes dudas en relación a si el gobierno de Estados Unidos tendrá el tiempo suficiente para escoger a su reemplazo antes de que finalice el vigente período de gobierno.