

El festival de la luna o del medio otoño (中秋节, Zhōngqiū jié) es de orígen chino pero se celebra también en otros países como Vietnam, Filipinas, Japón, Corea, y allí donde haya comunidades de ultramar de estos países. Coincide con el día 15 del octavo mes del calendario chino, y es una de las tres principales celebraciones en China junto al año nuevo y el festival del bote del dragón, habiendo pasado a ser parte del patrimonio cultural inmaterial en 2006. Este año, tendrá lugar el día 10 de septiembre del calendario gregoriano.
Como su nombre lo indica, la luna es la protagonista de este evento que tiene lugar durante la fase llena. Apreciarla es una de las principales actividades de este día. También podemos encontrar simbolismos en su honor, por ejemplo, los pasteles de luna, una comida tradicional con forma redonda y variados rellenos (dulces o salados), que suele darse como obsequio a nuestros seres queridos y se comen cuando la luna está en su esplendor. El principal sentido de la festividad es la unión familiar, reflejada en la frase 月圆人团圆 (Yuè yuán rén tuán yuán), es decir: la luna llena reúne a la familia en completo (también puede entenderse como la luna y la familia se reúnen completando un ciclo).
El festival del medio otoño puede considerarse una de las celebraciones en las cuales se agradece la temporada de cosecha, algo común a muchas culturas a lo largo de la historia y a lo ancho del mundo. Se cree que comenzó a ser una celebración oficial durante la dinastía Tang (618-907 e.c.), pero también puede entenderse que el “Libro de los Ritos” de Confucio (551-479 a.e.c.) hace alusión a esta festividad.
Las tradiciones en torno a la celebración varían de región en región. Al sur de China se suelen encender linternas, comer frutas frescas como pomelo, y en algunos sitios se realiza la danza del dragón de fuego. Esta última originada en la aldea de Tai Hang (Hong Kong) en 1880, con la intención de acabar con una plaga.
Leyendas asociadas al Festival del Medio Otoño
Como muchas fechas relevantes en la tradición china, el festival del medio otoño es asociado a leyendas con un profundo sentido moral y cargadas de simbolismos. La más conocida de ellas es la de Chang’e, diosa de la luna.
La historia de Chang’e
Se cree que hace mucho tiempo había 10 soles en el cielo, haciendo la vida en la tierra casi imposible. El héroe Hou Yi derribó 9 soles usando arco y flecha. Un día la reina del cielo le entregó a Hou Yi una botella conteniendo el elixir de la inmortalidad, pues él deseaba vivir para siempre con su esposa, Chang E. Sin embargo, la botella solo alcanzaba para una persona, por lo que decidieron guardarla.
Uno de los estudiantes de Hou Yi, Peng Meng, quiso apoderarse del elixir. Chang’e, en la desesperación y ante las amenazas de Peng Meng, lo bebió y ascendió hasta la luna, volviéndose inmortal y permaneciendo por siempre en el Palacio de la Luna, añorando a su esposo.
Su esposo, cuando supo lo sucedido decidió honrarla con una ofrenda de frutas y las comidas favoritas de su esposa. Pronto la aldea se unió a él, realizando ofrendas a la diosa de la luna. Conmovida por el amor de Yi y Chang’e, la reina del cielo permitió que una vez al año, durante el festival de la luna, Chang’e pudiera regresar a la tierra y reunirse con su esposo.
El mito de Wu Gang
Otra historia es la de Wu Gang, un hombre impaciente y perezoso que deseaba ser inmortal. Pide ayuda a los dioses para lograrlo, hasta que un dios anciano acudió a su llamado. Sin embargo, la pereza de Wu Gang le impedía seguir los consejos e indicaciones que le eran dados. Finalmente, el anciano lo lleva a la luna y allí encuentra un árbol de laurel que le pide que corte. Una vez finalizado, sería inmortal. Wu Gang se emociona por lo fácil que parecía la tarea, sin embargo, el árbol sanaba cada vez que era cortado, y solo caería luego de 300 cortes continuos, obligando a Wu Gang a aprender sobre la paciencia, la constancia y el trabajo duro.
El conejo de Jade
El último relato es el del conejo de Jade, quien vive junto a Chang’e en la luna. Según esta historia, tres dioses se disfrazaron de ancianos hambrientos y pobres y pidieron comida a un zorro, a un mono y a un conejo. El zorro y el mono recogieron algunos frutos y comida para los ancianos, mientras que el conejo solo recogió hierba. Al ver su pobre ofrenda en comparación con la del zorro y el mono, suplicó perdón y dijo: – ¡Pueden comerme! – arrojándose al fuego. Este sacrificio conmovió a los dioses, y decidieron convertirlo en un conejo de Jade, enviándolo a la luna como dios inmortal. Así se convirtió en compañero y amigo de Chang’e.
Todas estas historias, las cuales los niños en China escuchan cada año durante el festival, nos transmiten valores morales, así como la importancia de la ritualidad para recordarnos valorar la familia, el trabajo y la entrega desinteresada.
Video: Danza del Dragón de fuego.