

Hace no demasiados años, era impensado imaginar en China una canchita de fútbol con chicos gambeteando dentro. Pero el gigante asiático no para de imponerse metas para superarse y demostrar su poderío en todos ámbitos. El fútbol no es la excepción y cuando desde la BBC se publicó que China tenía un plan para convertirse en superpotencia del fútbol para el año 2050, no causó asombro en la población asiática acostumbrada a todo tipo de retos. Su presidente Xi Jinping había mencionado en alguna entrevista previa que quería que China organizara un Mundial pero también que lo ganara.
Para alcanzar el sueño del presidente, China ha venido implementado un plan en dos fases. Por un lado, la primera parte del plan y la más conocida, ha implicado la contratación de jugadores famosos y talentosos de América Latina y Europa. Desde Argentina se pueden mencionar a diversas figuras destacadas que pasaron por el gigante asiático como Ezequiel Lavezzi, Javier Mascherano o Carlos Tévez, entre otros. Para estos jugadores, la Superliga de la Asociación China de Fútbol ( 中国足球协会超级联赛) realiza constantemente inversiones multimillonarias . La Superliga de China (中超联赛) fundada en el año 2006 actualmente se encuentra conformada por 16 equipos que comienzan su temporada en el mes de marzo y terminan en el mes de noviembre de cada año.

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En paralelo, la segunda fase del plan, ha consistido en consolidar y expandir las escuelas de fútbol en instituciones educativas del país. Así, estudiantes de primaria y secundaria practican actualmente este deporte como una actividad extracurricular. La enseñanza del deporte incluye el aprendizaje de sus reglas, cómo se llaman sus principales exponentes y a qué equipo pertenecen además de la terminología propia del campo. De esta forma ha proliferado la práctica de fútbol y la organización de eventos relacionados (como torneos) a lo largo de todo el país. Según la agencia Xinhua para el año 2019 China tenía ya 27.000 escuelas con formación en fútbol, destacó Wang Dengfeng, director del Departamento de Salud Física y Educación artística del Ministerio. Para esa fecha, ya se habían construido o renovado 40.000 campos de fútbol, y también recalca que habrá otros 20.000 para fines del XIII Plan Quinquenal (2016-2020).

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En Argentina y como consecuencia de acuerdos bilaterales, en el año 2017, llegaron a Banfield 28 jóvenes de entre 15 y 18 años para ser capacitados por entrenadores argentinos. Los jugadores chinos residieron en el campo de deportes de Banfield recibiendo un entrenamiento de 9 meses. En ese período debían además de mejorar sus rendimientos futbolísticos, continuar con la enseñanza educativa en el sistema chino de forma virtual. Otro suceso importante en términos de intercambio también fue cuando el presidente Xi Jinping en el año 2018 estuvo en Argentina con motivo de la cumbre del G20 y firmó acuerdos comerciales y estratégicos con el entonces presidente Mauricio Macri. Entre estos acuerdos figuraba el fútbol como parte importante de la agenda bilateral. Años anteriores el presidente chino ya le había pedido al mandatario argentino ayuda para tener un Messi chino. El jugador argentino es idolatrado y admirado por millones de personas en el país asiático.
Pese a la ambición, en China aún existen trabas para el desarrollo de este deporte. Por ejemplo, hasta no hace mucho tiempo, el fútbol se incorporaba a China sólo mediante los videojuegos. Actualmente a lo largo del país todavía no existen espacios públicos para jugarlo y además está prohibido hacerlo en la vía pública. A estas dificultades se les suma el hecho de que al haberse implementado durante muchos años la política del hijo único, esto no permitió que se pudieran desarrollar juegos de forma colectiva. En general, los niños desarrollan sus competencias de manera individual. La clásica imagen de varios niños “pelearse” por la pelota no está creada culturalmente, había que construirla necesariamente en las escuelas. Además, tampoco forma parte de las buenas costumbres la aproximación física entre personas ni siquiera para un saludo.
Por otra parte, es importante destacar que la competencia en China suele ser entendida en términos de exigencia pero de forma individual y como forma de superación personal. Los niños tienen jornadas extensas para estudiar en miras de adquirir en el futuro un trabajo estable y bien remunerado. Esto tiene consecuencias para el fútbol ya que la proyección de la carrera a largo plazo de un niño futbolista implica demasiada incertidumbre para muchos padres en China en términos de inversión.
Frente a este tipo de dificultades deportivas y culturales, la solución que encontró el PCCh es la aplicación de este plan integral en el que, por un lado, se contratan jugadores reconocidos y, por el otro, incorporar escuelas el fútbol a las instituciones educativas. Esta política de Estado apunta a cambiar a largo plazo, el acceso que China tiene en términos futbolísticos nacionales e internacionales en pos de lograr alcanzar el sueño del presidente Xi Jinping.