Gaokao: luces y sombras de uno de los exámenes más difíciles del mundo
Foto: BBC
Ante el anuncio de las próximas fechas del Gaokao, que tendrá lugar en junio, te contamos las raíces históricas de este examen y su relevancia en la actualidad para la movilidad social y la selección de talentos en China.

El Ministerio de Educación de China anunció que el Exámen Nacional de Ingreso a la Universidad (Gaokao 高考) para el año 2022 será el 7 y 8 de junio próximos. En el contexto de rebrotes de COVID-19 el Ministerio pidió que se tomen todas las medidas de precaución para permitir que el exámen tenga lugar en las condiciones adecuadas. Esto es especialmente crítico, considerando la masividad de este exámen. En 2021, más de 10 millones de estudiantes concurrieron a rendirlo. Mientras tanto, el municipio de Shanghai anunció que los exámenes en la ciudad se pospondrán un mes debido a la situación epidemiológica.

Pero ¿de qué se trata este exámen? ¿Cómo surge? y, por sobre todo, ¿Por qué es tan importante hoy para China? En las próximas secciones responderemos a estas y otras preguntas.

Los exámenes imperiales: mérito, valores y burocracia profesional

Los sistemas de ingreso a la universidad que hoy imperan en China y otros países de Asia Oriental como Japón y Corea del Sur, conocidos por su nivel de exigencia y la relevancia social de los mismos, tienen raíces históricas que nos remontan a los Exámenes Imperiales (o Keju 科舉) chinos que datan del siglo V.

Se trataba de un sistema de ingreso a la administración pública que buscaba asegurar que solo los más calificados se convirtiesen en funcionarios. Aunque la idea de que los burócratas debían elegirse por mérito y no por nacimiento surgió tempranamente en China, no fue sino hasta las dinastías Sui (581-618) y Tang (618-907) que comenzaron a realizarse pruebas escritas en el proceso de selección. Durante la dinastía Song (960-1279), se vuelve dominante y se formaliza el sistema en tres etapas (exámenes de prefectura, de capital y de Palacio), que durará hasta su abolición en 1905, en el marco de las reformas de la dinastía Qing, aunque algunos de sus elementos aún permanecen en la carrera del funcionariado chino.

Los exámenes jugaron un rol fundamental en moderar el poder de la aristocracia hereditaria y crear una nueva clase compuesta por burócratas-académicos. Esto fue particularmente relevante para las familias de mercaderes que contaban con los recursos para instruir a sus hijos, ya que representaba una forma de ascenso social.

Sirvieron para educar en literatura, para la transmisión del idioma chino clásico y el sistema de escritura de caracteres pero, por sobre todo, para infundir en los candidatos los valores de la filosofía confuciana y neoconfuciana.

En el siglo XIX comenzó a ser criticado por no haberse adaptado adecuadamente a los nuevos tiempos. Aún entonces se continuaban priorizando los conocimientos de historia y literatura y se menospreciaban los saberes técnicos y científicos. También se evaluaba la capacidad de memorización, dejando de lado las habilidades prácticas también necesarias en la gestión. A su vez, sus estrictos estándares lo convirtieron en un mecanismo por demás elitista (solo 1% de los aplicantes lograba aprobar los exámenes), y se dió lugar a malas prácticas como la venta de títulos.

Aún con críticas, el Keju como sistema de profesionalización de la administración pública fue un modelo a seguir no solo en Asia, sino que inspiró también reformas en las administraciones europeas, siendo la primera experiencia de exámen estandarizado que se conoce en la historia.

Del Keju al Gaokao

Durante el siglo XX, la administración pública china siguió requiriendo de exámenes y condiciones de mérito para su ejercicio, aunque sin las formalidades del tradicional Keju, quien encontraría sucesor en 1952, con la introducción del Gaokao. Esta vez, se trataba de una vía meritocrática para el crecimiento académico y el ascenso social. Aunque el mismo tuvo un periodo de interrupción durante la Revolución Cultural, tuvo su reaparición en 1977. Desde entonces y hasta hoy, ni el COVID ha logrado suspenderlo nuevamente.

Así como su ancestro, el Keju, ayudó a crear una forma de ascenso social más allá de la herencia, el Gaokao permite a miles de jóvenes acceder a oportunidades más allá de su filiación partidaria o procedencia. Esto es particularmente cierto para los jóvenes de entornos rurales para quienes, en general, el exámen es la única forma de aspirar a un futuro distinto al de sus familias.

Al igual que su ancestro, que ayudó a crear una burocracia profesionalizada mucho antes que cualquier otro país occidental, el Gaokao ha sido fundamental en el proceso de crecimiento económico de China y la formación de profesionales altamente capacitados.

Sin embargo, al igual que como ocurrió con el Keju, el Gaokao tiene también sus detractores. La presión por obtener altas calificaciones es tal, que en los casos más extremos algunos estudiantes llegan a suicidarse. Además, ambos han requerido, dada la masiva concurrencia, de estrictos mecanismos de control, que hoy en día incluyen el uso de drones para evitar copias y fraudes. Aún así, de tanto en tanto se dan a conocer nuevos intentos de hacer trampa en el exámen como, por ejemplo, familias que pagan a estudiantes talentosos para hacerse pasar por sus hijos.

El Gaokao hoy

Por mucho tiempo el Gaokao fue el único requisito para ingresar a las instituciones de educación superior en China. Recientemente un conjunto de reformas han buscado disminuir la presión que el mismo ejerce, aunque continúa siendo la vía principal para los estudiantes en búsqueda de estudios superiores.

Buenos resultados en el exámen auguran un futuro prometedor, la oportunidad de ingresar a las mejores universidades, y la posibilidad de aspirar a una buena posición socio-económica. Los malos resultados en cambio pueden dejar a la persona en desventaja de cara a su futuro profesional, académico, social y económico.

El exámen suele administrarse en tres o dos días durante el mes de junio. En las ciudades que administran en el exámen, todas las actividades se ven impactadas por el mismo, en especial por las migraciones internas que el proceso conlleva. La ciudad busca colaborar con los estudiantes tomando medidas como prohibir construcciones o actividades ruidosas a menos de 500 metros de la zona de exámen.

Los estudiantes deben atravesar, en su ingreso, por detectores de metales entre otros mecanismos de seguridad y procesos de identificación para evitar fraudes.

El exámen consta de tres asignaturas obligatorias (chino, matemática e inglés) y una electiva que puede ser vinculada a las ciencias sociales o a las ciencias naturales.

En 2014 y 2018 se realizaron una serie de reformas tendientes a que las universidades consideren otros criterios de admisión además del exámen de modo de flexibilizar el proceso, abrir oportunidades a más jóvenes y disminuir la presión y el estrés en torno al exámen.

No solo en China el Gaokao es reconocido, sino que muchas universidades prestigiosas en el mundo lo aceptan como medio de ingreso, abriendo sus puertas a estudiantes chinos con altas calificaciones.

Con sus luces y sus sombras, el Gaokao es hoy un hito fundamental en la vida de millones de jóvenes chinos. Para algunos puede significar una presión desmedida, pero para otros es el reflejo de la resiliencia, esfuerzo y perseverancia, así como la esperanza de un mejor futuro.