En el programa de radio La Ruta China, recordamos una publicación que nos llamó la atención: una resvista de poesía dedicada a China. Como es algo inusual y la literatura china es difícil de conseguir, le dedicamos una columna en el programa, focalizada en el poeta Hai Zi.
Este es un extracto de nuestra columna de cultura:
Hace algunos unos meses entrevistamos a Leila Gándara, una de las investigadoras más reconocidas de literatura China en nuestro país. Entre otras cuestiones le preguntamos qué puede comenzar a leer alguien que quiere iniciarse en la literatura china. Leila nos contestó: “Hoy por suerte hay más literatura china accesible. Por supuesto que todo depende desde qué interés o con qué gusto alguien se acerca a la literatura. Borges decía que la literatura tiene que estar relacionada con la felicidad y con el placer, entonces hay que ver qué es lo que a uno le produce felicidad y placer. Pero por ejemplo, si alguien se acercara con alguna predilección por la poesía, le podría recomendar el libro de Miguel Angel Petrecca que es una antología de poetas desde comienzos del siglo XX. Este libro ofrece un panorama bastante interesante. Le podría recomendar también a un poeta excelente que se llama Xi Chuan y tiene un libro precioso publicado en castellano que se llama Murciélagos al atardecer.”
Otra oportunidad de adentrarnos en la poesía chino llegó durante 2020, año terrible de la pandemia mundial, de la mano de la editorial Campotraviesa: publicaron un número especial de campotraviesa, revista de poesía, dedicado a la poesía china. Esta publicación recopila poetas chinos desde el siglo XI A.C. hasta nuestros días, e incluye también poemas de algunos poetas argentinos fascinados por China y la intrépida excusión que hiciera a la China previa a la República Popular el gran poeta argentino Juan L. Ortíz.
En la revista campotraviesa, los poetas se ordenan según temáticas curiosas: “Una excusa para la vagancia”, “Lxs amigxs”, “China fuera de China” son algunos de los agrupamientos que componen el índice y proponen un orden a la lectura. Otro subtemas es “Poeta de la Estación”, dedicado a Hai Zi.
Hai Zi (literalmente “hijo del mar”) es el seudónimo del poeta chino Zha Haisheng, que vivió entre 1964 y 1989. En este último año, unos días después de haber cumplido los 25 años de edad, Hai Zi “se acostó en la vias del tren” y cometió suicidio. Por este motivo se lo conoce como uno de los “poetas suicidas” (junto con Gu Cheng, Ge Mai y Luo Yi-He). Hai Zi escribe poemas en los que la naturaleza y la vida del campo son protagonistas. Los cambios vertiginosos que China comienza a vivir en la década del 80 y las cicatrices dejadas por la Revolución Cultural son algunos de los elementos compositivos que podemos leer en sus textos.
Wilfredo Carrizales, autor de Cuatro poetas suicidas chinos sostiene que “la tradición del suicidio en China es única en dos sentidos. El primero: el sistema de valores de la antigua China tenía una clara definición de misión que cada persona estaba obligada a su cumplimiento como un adulto responsable (…). El autosacrificio, por lo tanto, denota un positivo gesto que afirma la santidad de la existencia humana. El segundo: ”la narrativa y la historia con frecuencia emergen como un todo, con la segunda sirviendo a una distintiva función descriptiva”. Así, en el país asiático los llamados letrados y los hombres de Estado “eran uno y el mismo y los funcionarios en la posición de inmortalizar a otros y las figuras históricas estaban también bien entrenados en la imaginación literaria. En tal sentido, quienes acudían o acuden al suicidio tenían o tienen a su cargo altas responsabilidades morales, políticas o académicas.
Junto a Hai Zi encontraron una mochila cargada de libros entre ellos: la Biblia y Walden de Thoreau. Tenía 25 años y su suicidio lo convierte en el modelo del artista atormentado.
Veamos un fragmento de un poema de Hai Zi, publicado por campotraviesa. revista de poesía
Acerolo
hoy por la noche no podré encontrarme contigo
hoy por la noche me encontraré con todo el mundo
pero no podré encontrarme contigo
el último acerolo rojo
del verano
parece la bicicleta de una alta diosa
parece una niña teme a las montañas
pasmada de pie en la puerta
¡ella no sabe correr hacia mí!
yo caminé en el ocaso
parecía el viento que soplaba hacia la lejana planicie
¡en el crepúsculo vespertino abracé a un solitario
árbol seco de acerolo! un destello y pasó ¡ah! acerolo
yo quiero sentarme bajo tus senos de rojo fuego hasta que amanezca,
pequeños y bellos senos del acerolo
en la bicicleta de la alta diosa
en las manos de los siervos
en la noche quiero extinguirme.
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Licenciada en Letras y Doctoranda en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. por la misma universidad. También realizó la Especialización en Estudios en China Contemporánea en la Universidad Nacional de Lanús. Docente en el Departamento de Humanidades y Artes de la UNLa.