

Los chinos poseen una larga historia de observación astronómica y de registros escritos sobre sus observaciones más que cualquier otra civilización en la historia del mundo, y su visión de la historia data de tanto tiempo atrás que debe contar sus épocas de 3600 años y registrar las apariciones y caídas de sus dinastías más allá del 2852 antes de cristo.
Como es de esperarse, su calendario es en muchos sentidos más complejo que nuestro calendario occidental. Los simples animales del horóscopo chino, tan popular en nuestros días, son solamente la punta del iceberg.
En principio los chinos tienen dos calendarios: una lunar (basado en los ciclos de la Luna) y un calendario solar (relacionado de cierta forma con las estaciones del año y la rotación de la Tierra alrededor del Sol).
La medición las fechas y del tiempo siempre han estado relacionadas al movimiento de os cuerpos celestes. Desafortunadamente estos cuerpos no se mueven en una forma simple. En todos los calendarios el día se relaciona a la salida y puesta del Sol. Obviamente el día es la unidad más simple de medir. Occidente divide el día en 24 horas, pro los chinos lo dividen en un par de doce horas, cada uno de ellos consta de 120 minutos occidentales. Los chinos utilizan estas horas dobles hasta el día de hoy. Muchos calendarios, aunque no todos, se fundamentan en el giro total de la tierra alrededor del Sol como una segunda unidad de medida, es decir…. el año. Algunas culturas dividen el año en doce o trece meses o “Lunas”.
En una gran multitud de países occidentales sólo se utiliza un único calendario. Este calendario utilizado es básicamente el solar, como ya dijimos basado la rotación de la Tierra alrededor del Sol. De hecho, ese calendario fue desarrollado por Julio César en el año 46 antes de Cristo, y modificado posteriormente por el Papa Gregorio en el año 1582 después de Cristo. Uno de los problemas existentes con el calendario solar es que el período anual de rotación de la Tierra alrededor del Sol no constituye una cantidad de días uniforme. En otras palabras, no es posible establecer una exacta cantidad de días de un año siguiendo este criterio. El número exacto es, de hecho, cercano a 365,242199 días.
Otros calendarios han utilizado la Luna como el centro de medición del tiempo. Estos calendarios son obviamente llamados “calendarios lunares”, como por ejemplo el calendario utilizado por los países islámicos.
Los problemas que conlleva un calendario lunar son los siguientes:
- No existe un número exacto de días durante el ciclo lunar (aproximadamente 29, 53059 días),
- No existe un número preciso de ciclos lunares en un año (aproximadamente 13,36826),
- Existen al menos tres métodos de medición de la longitud del ciclo lunar, incluyendo de un estado de luna nueva a otro, o desde una luna llena a otra, todos estos métodos dan distintas medidas.
La solución usual a estos problemas es hacer surgir un mes lunar extra cada cierto período de tiempo, lo que no es una solución satisfactoria.
Si bien nuestro calendario occidental es un calendario solar, utiliza de todas formas la luna para fechas religiosas, por ejemplo, la Pascua, que cada año cae en una fecha distinta de nuestro calendario determinado por las fases de la Luna. Esto es un resabio de paganismo lunar que es utilizado para una festividad religiosa cristiana.
En cambio, el pueblo chino es muy consciente del movimiento celeste y poseen ambos calendarios, uno solar y uno lunar. Cada uno de ellos es utilizado para razones prácticas como el lunar para las prácticas agrarias, y el solar ampliamente extendido en la vida diaria de las ciudades y en la metafísica china, especialmente en el feng shui y el establecimiento del Tong Shu.
Habiendo establecido las diferencias en la medición del tiempo entre Occidente y China, en artículos posteriores continuaremos tratando las artes de la metafísica china aplicando ambos calendarios, pero utilizando el que se aplica a cada una de las cinco artes.