Este lunes el consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores de China, destacó que la cuestión de Ucrania difiere de la situación con Taiwán en su naturaleza, y no son comparables en absoluto.
La mayor diferencia recae en el hecho que Taiwán esa una parte inalienable del territorio Chino y la “problemática de Taiwán” es enteramente una cuestión de asuntos internos de la República Popular China, mientras que la problemática de Ucrania surge de la controversia entre dos países, llamados Rusia y Ucrania, de acuerdo a las declaraciones realizadas por Wang en la conferencia de prensa.
El canciller afirmó que es un doble estándar flagrante que algunas personas, mientras que reclaman abiertamente el principio de soberanía sobre la problemática actual de Ucrania, hayan mantenido un bajo perfil y menoscabasen la soberanía China, así como su integridad territorial en relación a la problemática sobre Taiwán.
La tensión actual a través del estrecho fue causada por la autoridad del Partido Progresista Democrático de Taiwán, que negó el principio de «una sola China» e intentó cambiar el «status quo» de que ambos lados del estrecho de Taiwán pertenecen a una y la misma China, dijo Wang, quien advirtió que estas acciones arruinarán el futuro de Taiwán.
Mientras tanto, agregó, algunas fuerzas de Estados Unidos han instigado el crecimiento de las fuerzas separatistas por la «independencia de Taiwán» y han tratado de desafiar y vaciar el principio de «una sola China», y aseveró que tales acciones no solo empujarán a Taiwán a una situación precaria, sino que también traerán consecuencias insoportables para el lado estadounidense.
Como antecedentes podemos rememorar los acercamientos de los Representantes de la China continental y Taiwán a comienzos de la década de 1990, coronado por la cumbre de 1992 en Hong Kong, en ese entonces aún bajo el control del Reino Unido.
Beijing y los partidos pro-reunificación en Taiwán aseguran que durante ese encuentro hubo acuerdo en lo referido al principio de “una China”, es decir que ambas partes reconocen la existencia de un solo país que debe ser de reunificado.
Pero discreparon en cuanto a quién es la autoridad legítima para hacerlo e incluso en el alcance de ese “consenso de 1992”, hoy incluso rechazado por la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, cuyo partido tradicionalmente defiende la independencia formal de la isla.
En los últimos años, las tensiones militares entre Beijing y Taipei, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, han ido en aumento, al punto de que la perspectiva de una invasión de Taiwán por parte de la República Popular parecer haberse vuelto una posibilidad.
El presidente de China, Xi Jinping, incluso ha prometido que Beijing nunca permitirá que la isla se vuelva formalmente independiente y se ha negado a descartar el uso de la fuerza, si es necesario, para recuperar la isla.
El futuro de Taiwán radica en el desarrollo pacífico de las relaciones entre ambos lados del estrecho y la reunificación de la patria, en vez de en las «promesas vacías» externas, sostuvo Wang.
«El valerse de fuerzas extranjeras para buscar la independencia no llevará a ninguna parte, y el intento de contener a China mediante Taiwán está condenado al fracaso», agregó el canciller.