

En los primeros siete meses de 2020 la inversión ascendió a 10.270 millones de dólares, lo que representa un incremento interanual del 28,9%. El informe del ministerio de Comercio de China señala que los principales proyectos financiados entre enero y julio de 2020 se ubican en el Sudeste Asiático (Corredor Económico Indochina-China), en Asia Central y Medio Oriente.
Los principales receptores de estas inversiones fueron Singapur, Vietnam, Tailandia, Laos, Malasia, Indonesia, Camboya, Filipinas, Emiratos Árabes Unidos y Kazajstán. Las empresas chinas firmaron nuevos contratos por 67.180 millones de dólares en el período enero-julio de 2020.
Según el informe, las inversiones chinas para proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta en el extranjero representaron un 17% del total de las inversiones directas chinas no financieras. Esto significa un aumento del 4,5% de las inversiones en el extranjero sobre el total de inversiones medido interanualmente.
Los datos proporcionados por el ministerio de Comercio chino muestran datos geopolíticos importantes. En primer lugar, indican que la pandemia de Covid-19 no sólo no ha detenido el despliegue de la Franja y la Ruta, sino que las inversiones enmarcadas en este proyecto han crecido a pesar de los efectos globales de la pandemia. Se espera que la inversión anual de proyectos de la nueva ruta de la seda marque un récord en 2020.
Estos datos se suman a las recientes proyecciones del Banco Mundial, dónde se destaca que la economía china será una de las pocas que crecerá en 2020 mientras las caídas de las economías de las potencias centrales marcarán records históricos. Con estas proyecciones algunos investigadores señalan que la economía norteamericana perderá 6 años de producción, Japón 9 años y la Unión Europea en su conjunto 11 años.
Estos procesos reafirman la tendencia hacia un cambio paulatino del centro de gravedad de la economía mundial hacia el Asia Pacífico con centro en China. La economía china ya se ha reactivado ahora se queda saber si está en condiciones de aportar al crecimiento de los emergentes a nivel mundial.
Finalmente, estos datos nos muestran que uno de los ejes centrales de la Iniciativa de la Franja y la Ruta se asienta en la inversión no financiera, a contramano de los procesos de financiarización improductiva que atraviesan las principales potencias occidentales.