

La marca china de bienestar Fengsi (丰丝 en chino) ofrece líneas de champú inspiradas en las antiguas prácticas chinas de cuidado del cabello basadas en la Medicina Tradicional China (MTC). La gama de productos de la marca incorpora hierbas y aceites esenciales, todo ello sacado del antiguo manual de “cómo conseguir un cabello espléndido”.
Con el auge del guochao (国潮| guócháo u “ola nacional”), hábito de consumo de comprar marcas nacionales, desde finales de la década de 2010, la MTC ha empezado a aparecer con mayor frecuencia en las campañas de marketing como un elemento cultural de moda. Pero, según el Jing Daily, “su verdadera relevancia llegó con la aparición del COVID-19”. Durante la pandemia, las instituciones oficiales del Estado respaldaron la MTC como un tratamiento eficaz contra el COVID y promovieron la educación en MTC en los medios de comunicación, impulsando aún más su legitimidad y popularidad en la cultura dominante.
En la MTC, el estado de nuestro cabello es un reflejo directo del estado de nuestra sangre, hígado y riñones. El pelo es grueso, oscuro, sano y brillante cuando hay un flujo abundante de esencia de riñón y sangre de hígado. Si hay una deficiencia, nuestro cabello puede volverse opaco, sin vida y quebradizo.
Según el Canon Interno del Emperador Amarillo, la primera obra escrita de MTC compilada hace más de 2.200 años durante el período de los Estados Guerreros (475-221 a.C.), el encanecimiento y el adelgazamiento del cabello deberían comenzar sólo a partir de los 30 o 40 años, tanto para hombres como para mujeres, en el proceso natural de envejecimiento. “El encanecimiento prematuro y el adelgazamiento del cabello pueden estar relacionados con factores como las deficiencias en los riñones, el hígado, la sangre, el bazo y el estómago”.
Tanto la aplicación externa como el consumo interno de la medicina china, así como el tratamiento de acupuntura, pueden ayudar a mejorar los problemas capilares al disipar los factores patógenos (calor sanguíneo, viento y humedad) y mejorar las funciones del hígado y los riñones.
Con toda esta onda de “volver a las raíces” se analiza si el cabello ha sido una parte importante de la identidad, el estatus y la moda en China durante siglos. Pero, ¿cómo eran los peinados chinos de antaño? ¿Y qué política había en juego?
Atarse el nudo
En la antigua China, las jóvenes llevaban el pelo suelto o con estilos sencillos para demostrar que no estaban casadas. Tradicionalmente, las doncellas llevaban el pelo trenzado hasta que cumplían los 15 años, momento en el que se celebraba una ceremonia de mayoría de edad llamada jīlǐ (笄禮). Durante el ritual, se lavaba el pelo, se peinaba en una torsión y se sujetaba con un pasador, llamado jī (笄). Una niña que había completado la ceremonia era considerada una adulta elegible para el matrimonio. Cuando se comprometían a casarse, las mujeres chinas se quitaban el alfiler del pelo y se lo daban a su prometido.
El modismo aún vigente “pareja con nudo en el pelo” (结发夫妻) se refiere al matrimonio, es decir un marido y una mujer, ya que en la antigüedad, cuando la gente se casaba por primera vez, los novios se cortaban cada uno un mechón de cabello y los ataban con un nudo.
Una vez casada, el decoro y el pragmatismo primaban. Ahora, ocupada en los asuntos familiares y domésticos, no tenía necesidad de lucir su cabello ante los extraños. Por ello las mujeres casadas llevaban el pelo recogido en una variedad de estilos que iban de lo práctico a lo elaborado, dependiendo del rango social. El más sencillo era un nudo de pelo atado en la nuca.
Las versiones más elaboradas de la dinastía Tang (618-907 d.C.) incluían pelucas, peines ornamentales, pasadores e incluso flores frescas. Pero debía considerarse que el pelo suelto, en el caso de realizar tareas domésticas, se enredaba tanto con sus largas cabelleras, ¿por qué no se hacían un peinado atado?
Los valores confucianos de la antigua China sostenían que el pelo es un regalo de los padres que debe tratarse con el máximo respeto. Tanto para los hombres como para las mujeres, cortarse el pelo se consideraba una grave infracción de la piedad filial (孝). Las únicas mujeres que se cortaban el pelo eran las viudas, algunas incluso se lo afeitaban.
Las mujeres chinas han lucido distintos peinados en diferentes épocas. Durante la dinastía Han (206 a.C.- 220 d.C.), solían atarse el pelo en moños sueltos con parte del cabello colgando en la espalda. Esta época fue discriminatoria para las mujeres, ya que no se les permitía recibir educación y se las consideraba inferiores a los hombres.
La dinastía Tang (618- 907) suele celebrarse como uno de los periodos más gloriosos de la historia china. Fue una época de grandes reformas y avances culturales. La prosperidad de la época no sólo permitió a las mujeres ser más libres, sino que también dio lugar a la adopción de una gran variedad de peinados. Una mujer típica de los Tang se arreglaba el pelo en bucles o se lo ataba por encima de la cabeza.
Durante la dinastía Ming (1368 -1644), la población de China se disparó. Las mujeres de este periodo solían atarse el pelo en moños y adornarlo con ornamentos. Esta fue la última dinastía china gobernada por la etnia Han.
La Qing (1644-1911), que fue la última dinastía de la historia del país antes de que los comunistas tomaran el poder, era gobernada por tribus manchúes no chinas. En esta época, las mujeres empezaron a usar adornos más grandes en la espalda. Mientras que las damas de honor llevaban pasadores sencillos, las reinas llevaban pasadores con adornos más exquisitos.
Pero en lo que respecta al peinado masculino, en este período gobernado por los manchúes era un moño desordenado.
Hora de hacer cola
En su artículo “The Psychology Behind Chinese People’s Hairstyles”, publicado en la revista Beijing Science and Technology Life en 2005, el historiador Zhang Minglu decía que, además de ser el símbolo de la etnia y la clase social, la función principal del cabello chino era servir como declaración de alineación y arma política.
Los peinados chinos para hombres han cambiado pocas veces en la historia. Desde la antigüedad hasta la dinastía Qing, los hombres chinos llevaban el pelo largo, de acuerdo con la visión confuciana de que el pelo largo era un signo de piedad y virilidad, como hemos mencionado antes. Los hombres solían recogerse el pelo y mantenerlo atado en la parte superior de la cabeza.
Cuando el pueblo manchú tomó la soberanía nacional, una de las primeras cosas que hizo fue ordenar a los civiles que se afeitaran la cabeza. Las cabezas sin afeitar, por tanto, se convirtieron en un claro signo de disidencia.
Durante la época Qing, el imperio aprobó la “Orden de la Cola”, que ordenaba a los varones chinos Han raparse las partes delanteras de la cabeza como hacían los manchúes y dejar una larga trenza en la parte posterior.
La resistencia de los chinos Han a adoptar la cola fue generalizada y sangrienta. Los chinos de la península de Liaodong se rebelaron en 1622 y 1625 en respuesta a la implantación del peinado obligatorio. Los manchúes respondieron rápidamente matando a la élite educada e instituyendo una separación más estricta entre chinos han y manchúes.
En 1645, la aplicación de la Orden de la Cola fue llevada un paso más allá por los manchúes gobernantes cuando se decretó que cualquier hombre que no adoptara el peinado manchú en un plazo de 10 días sería ejecutado. La política decía literalmente: “Mantén el pelo y pierde la cabeza, mantén la cabeza y pierde el pelo”. El intelectual Lu Xun resumió la reacción de los chinos ante la implantación del peinado manchú obligatorio afirmando: “En realidad, el pueblo chino de entonces se rebeló no porque el país estuviera al borde de la ruina, sino porque tenía que llevar colas”.
La cola se convirtió en un símbolo de los Qing y en una costumbre, excepto entre los monjes budistas. Algunos revolucionarios o estudiantes que estudiaban en el extranjero se cortaron las trenzas. La Revolución de 1911 (Xinhai), que acabó con los Qing y condujo a la instauración de la República de China, provocó un cambio total en el peinado casi de la noche a la mañana. La cola se hizo impopular al asociarse con un gobierno caído; esto se describe en el cuento de Lu Xun “Tormenta en una taza de té”, en el que los ciudadanos chinos de Hong Kong cambiaron colectivamente sus peinados por cortes de pelo cortos.
En cambio, las mujeres chinas Han nunca estuvieron obligadas a llevar el pelo al estilo tradicional de las mujeres manchúes, un tocado alto que presenta dos puñados de pelo, con raya a cada lado de la cabeza, a veces con la adición de armazones de alambre, extensiones y ornamentos, aunque sí era otro símbolo de la identidad manchú.
El corte de pelo
Tras la revolución de 1911, los hombres chinos empezaron a llevar el pelo corto de acuerdo con las normas occidentales. Llevar la cabeza rapada era visto como una “amenaza” por el régimen comunista, ya que podía indicar la lealtad a la anterior dinastía Qing.
En la década de 1950, las mujeres chinas imitaron ampliamente el corte corto, justo por debajo de las orejas, un estilo sencillo favorecido por las comunistas y las soldados.
El libro del profesor de Historia Moderna de China Chen Mingyuan: “Dress Warmly, Eat One’s Fill and Be Well-off”, denominó a este estilo el “peinado de la liberación”, ya que significaba que las mujeres se convertían en sus propias dueñas.
El único signo de individualidad eran las diferentes horquillas y las flores de seda. Pero Chen añadió que “las mujeres más jóvenes seguían siendo partidarias de las trenzas, una a cada lado de la cabeza. Un cumplido típico que se hacía a una chica en esta época era: “tiene dos coletas que bailan al ritmo de sus movimientos”.
Cuando comenzó la Revolución Cultural (1966-1976), las mujeres se cortaron las largas trenzas y optaron por el peinado más corto del movimiento para mostrar su espíritu revolucionario, como escribió el académico (y antiguo guardia rojo) Gu Nong en su artículo “La Revolución Cultural y el pelo”, publicado en la revista Xun’gen en 2000. Gu afirmó que “en aquella época, había una regla tácita: una trenza se consideraba feudalista, dos, capitalista, y el pelo hasta los hombros, puramente revisionista”.
A partir de finales de la década de 1970, cuando China comenzó a aplicar la política de reforma y apertura, los peinados se convirtieron en una elección puramente personal para demostrar la individualidad y las preferencias estéticas. Los cabellos con permanente volvieron a ponerse de moda, mientras que, en la década de 1980, las permanentes eran comunes, junto con los recogidos cortos, siempre favoritos entre las mujeres chinas.
A finales de los 90, la tintura se convirtió en una tendencia importante. A medida que las mujeres chinas fueron adoptando más posibilidades para sus cortes y colores de pelo, el país también empezó a ver una creciente variedad de accesorios y productos para el cuidado del cabello.