

Transcurría la Guerra de Kosovo. Para el 7 de mayo de 1999, Serbia ya llevaba un mes y medio de ataques y bombardeos aéreos por parte de la OTAN, en su intento por detener a Slobodan Milosevic y evitar los terribles crímenes que sufrían las personas de origen albano en Kosovo. Era de noche y el suministro eléctrico estaba caído. Pero el cielo de Belgrado de pronto se iluminó por el estallido de cinco bombas en la Embajada china.
La campaña de bombardeos de Estados Unidos y la OTAN, largamente criticada por no contar con el aval de la ONU, derivó en un terrible ataque que se llevó la vida de tres personas y dejó más de 20 heridos. Nadie podía creerlo. La embajada era un lugar supuestamente seguro. Luego del bombardeo, sólo podían verse el fuego y los escombros.

La embajada china en Belgrado luego del bombardeo. Fuente: SASA STANKOVIC/EPA/SHUTTERSTOCK via BBC
Xu Xinghu, de 31 años, y Zhu Ying, de 27, ambos periodistas, habían contraído matrimonio recientemente y trabajaban para el medio Guangming Daily. Xu plasmó su experiencia en Belgrado en una serie de crónicas titulada “Viviendo bajo los disparos”. Al irse a dormir esa noche, no sabían que una de las bombas golpearía en las zonas de los dormitorios, terminando con sus vidas. La tercera víctima fatal, también periodista, fue Shao Yunhuan, de 48 años, quien trabajaba para la agencia de noticias Xinhua.
Las protestas no se hicieron esperar. A la mañana siguiente comenzaron las movilizaciones repudiando el accionar de la OTAN, tanto en Serbia, como frente a la embajada de Estados Unidos en Beijing y en otras ciudades chinas. La Embajada china en Belgrado, que una vez fuera el símbolo de la soberanía china, pasó a ser el símbolo trágico en torno al cual se tejerían los reclamos por el accionar de Estados Unidos y la OTAN, así como la fuente de distintas teorías en torno a este lamentable episodio.
¿Error o conspiración?
El ataque generó gran especulación. Al poco tiempo de ocurrido el mismo, prestigiosos medios de comunicación apuntaron a un ataque deliberado. Milosevic, quien por su parte había sido acusado por crímenes contra la humanidad, se sumó a estas teorías, incluso declarándolo durante su juicio en La Haya.
Estados Unidos, por su parte, niega flagrantemente que el ataque fuera deliberado y lo atribuyó a un terrible error. Las disculpas de Bill Clinton, entonces presidente de los EEUU, y de Jamie Shea, portavoz británico de la OTAN, fueron casi inmediatas. Sin embargo, los detalles de cómo tal error había ocurrido, se hicieron esperar unos días más.
Según se explicó, la CIA había identificado erróneamente las coordenadas de un objetivo militar yugoslavo, la dirección federal de suministros y adquisiciones de Yugoslavia (que se encontraba a unos 350 metros aproximadamente de la zona de la Embajada). Esta agencia estatal importaba y exportaba equipos de defensa, y su edificio sigue en pie al día de hoy.
La CIA, que no solía participar en la selección de objetivos, usó un mapa anticuado, acorde a declaraciones del entonces secretario de defensa William Cohen. Lo único con lo que la agencia contaba era una dirección, y utilizaron un sistema de navegación básico para aproximarse a las coordenadas. Acorde a George Tenet, entonces jefe de la CIA, este método tan impreciso nunca debió ser utilizado.
A pesar de que diplomáticos norteamericanos solían frecuentar la Embajada china en Belgrado, Inteligencia no contaba con la nueva ubicación de la misma. Tampoco consultaron ni nadie en el terreno verificó el objetivo, previamente al ataque.
Por entonces, China era uno de los principales críticos de la intervención de la OTAN en los Balcanes. La historia fue difícil de creer para muchos, aunque tampoco existía un motivo concreto por el que Estados Unidos atacaría un territorio chino.
Las protestas en China tomaron, en algunos casos, un carácter violento. Tal es así que de los US$28 millones que el país recibiría en compensación, debió devolver cerca de US$3 millones por los daños a propiedades diplomáticas estadounidenses durante las manifestaciones.
Las especulaciones continuaron, llegándose incluso a alegar que la embajada habría funcionado como base de retransmisión para las fuerzas yugoslavas, pero sin evidencia contundente al respecto.
El otrora enclave de la Embajada fue luego transformado en un memorial y un imponente centro cultural, con una estatua de Confucio erigida en las inmediaciones. Los turistas chinos que hoy visitan Serbia se acercan a mostrar sus respetos a sus compatriotas víctimas del bombardeo.
Aunque las especulaciones y las polémicas nunca cesaron por completo, algo es claro: China no olvida. En ocasión del aniversario de la tragedia el portavoz del Ministerio de Relaciones Exterior de China, Zhao Lijian, hizo un llamado a la protección de los derechos civiles, la promoción de la paz, la cooperación y el desarrollo, refiriéndose en particular al conflicto entre Rusia y Ucrania y la necesidad de que la OTAN “abandone la mentalidad de la guerra fría…y de pasos concretos en contribuir a la paz mundial y la estabilidad”.