Las nuevas medidas chinas para evitar la recesión económica
China se presenta como esa economía que pareciera estallar en cualquier momento y por cualquier lado, finalmente se sobrepone contra todo pronóstico. ¿Cuál es su secreto?

En la actualidad, Beijing atraviesa un momento económicamente delicado ya que su actividad se ha ralentizado a niveles no vistos en décadas (sin contar el primer trimestre del  2020 Covid-19). Además de las consecuencias de la guerra en Ucrania, se suma a las consecuencias de la pandemia que fuerzó confinamientos masivos yse produce una implosión controlada del sector inmobiliario. La combinación de estos factores generó numerosos defaults que acrecientan los niveles de deuda de las empresas públicas del país. La deuda actual representa el 29,1% del total de los préstamos inmobiliarios en la primera mitad de este año, frente al 24,3% a finales de 2021.

Las las autoridades chinas están desarrollando un plan orientado a la nacionalización del sector inmobiliario por lo que gran parte del volumen de deuda se tornara un problema estatal que China deberá afrontar. En el segundo trimestre el crecimiento del PBI fue solo del 0,4%.

Segun la agencia a agencia S&P: “La desaceleración económica en China está contribuyendo a un número creciente de compañías privadas y empresas de propiedad estatal (SOE) al caer atrapadas en una trampa de alto endeudamiento y bajos ingresos”.¿ “Muchas de las empresas estatales sobreapalancadas de China están atrapadas en una trampa de deuda que probablemente requerirá una intervención externa” comenta Terry Chan, investigador principal de S&P Global Ratings.

Además agrega: “La desaceleración de la economía de China está haciendo que las operaciones sean más desafiantes, y muchas empresas estatales y otras corporaciones tendrán dificultades para salir de sus pesadas cargas de deuda. La tarea de las autoridades para resolver el sobreendeudamiento de las empresas, sin causar un caos económico, es muy compleja”.

En el marco de las política orientadas al Covid-19 0, la crisis energética y el desplome de su mercado inmobiliario, el gobierno chino confeccionó un plan de 19 puntos orientados a la reactivación economica. El proyecto planea movilizar aproximadamente un billón de yuanes (146.000 millones de euros) con el fin de que el PBI del país crezca un 5,5% en 2022.

Además, la iniciativa incluye 300.000 millones de yuanes para que los bancos sean capaces de invertir en proyectos de infraestructura, que se suman a los 300.000 millones de yuanes que se anunciaron a mitad de año. Este flujo de capitales se movilizarán mediante el banco chino de desarrollo (China Development Bank), el banco para las exportaciones e importaciones de China (The Export-Import Bank of China) y el banco para el desarrollo agrícola de China (Agricultural Development Bank of China). Además estas entidades financieras son utilizadas para impulsar objetivos a largo plazo en determinados sectores en los que los bancos comerciales no logran cubrir toda la inversión necesaria.

Para el responsable español de la Eurizon, Bruno Patain:  “Xi Jinping es alguien muy pragmático, no dogmático, y va a ser capaz de utilizar los resortes de financiación de que dispone para impulsar la economía en los sectores que considera estratégicos”. Por lo tanto, este plan de 19 puntos esta orientado a poder desarrollar mejores condiciones económicas de cara al proximo congreso del partido que se desarrollara en noviembre.

China, además solicito a sus entidades financieras el fomento económico para proyectos de infraestructuras, como parte de un esfuerzo para apoyar a las empresas afectadas por la crisis; por lo que este plan  se orienta a cumplir el objetivo de crecimiento económico del 5,5% -que ya está muy por debajo de la tasa del 8,1% del año pasado-. Sin embargo, bancos internacionales como Goldman Sachs o el japonés Nomura creen que se quedará muy lejos de ese nivel. El primero estima que el PIB crecerá un 3% y el segundo un 3,3%.

Este nuevo plan fue recepcionado de manera positiva por los mercados lo que se refleja en el índice de referencia de la Bolsa de Hong Kong, el Hang Seng, que subió un 3,63%, su mayor impulso en cuatro meses. Mientras, el índice que mide el comportamiento de las compañías de la China continental que cotizan en el parqué hongkonés, el Hang Seng China Enterprises, avanzó un 4,3%.

A pesar de este rebote, la bolsa china lleva una mala racha. En el año pierde un 12%, y en los últimos cinco años apenas ha rentado. Uno de los aspectos que más preocupa a los inversores es la situación de su mercado inmobiliario. La situación es tal que cada vez más compradores de viviendas se niegan a pagar sus hipotecas y las ventas de casas se desploman un 40% con respecto al valor de julio de 2021.

La crisis viene de lejos. El año pasado, una de las mayores inmobiliarias chinas, Evergrande, llegó a ser declarada en suspensión de pagos y rozó la quiebra, debido a la ingente deuda acumulada. El Gobierno chino tuvo que favorecer su reestructuración.

Aunque en los últimos meses parecía que la situación se normalizaba, las grandes gestoras especializadas de bonos de alto riesgo, están empezando a deshacer sus posiciones en el sector inmobiliario chino. Firmas como BlackRock, Fidelity, UBS o Pimco llegaron a tener un 28% de bonos inmobiliarios chinos en sus fondos asiáticos a finales de 2021, mientras que en junio de 2022 el porcentaje ha caído al 16%.

Patrick Ge, director sénior de analistas de Morningstar, cree que: “los gestores de fondos están esperando el congreso del partido comunista chino para conocer mejor los detalles sobre la política inmobiliaria”.