

Durante la época de la dinastía Shang (XVII a.C. – XI a.C.) ya se practicaba el culto a los antepasados y se creía que estos podían interferir en los asuntos de sus descendientes incluso castigándolos si lo consideraban necesario. Consultar a estos ancestros antes de tomar una decisión o para saber algo se convirtió en una auténtica política de Estado y se realizaba mediante un rito adivinatorio que empleaba el uso de huesos y caparazones de tortuga: los huesos oraculares.

Fuente: Minneapolis Institute of Arts
El procedimiento era relativamente sencillo de explicar: en los huesos de animales (principalmente escápulas de bóvidos) o bien caparazones de tortuga, se “escribían” las preguntas formuladas a los ancestros, las cuales solían ser de respuestas cortas de “sí” o “no”. Posteriormente el hueso (o caparazón) era expuesto al calor del fuego (de ahí que estas técnicas adivinatorias se denominen también escapulomancia e incluso piromancia). Por la exposición al calor, el hueso se resquebrajaba y las grietas que aparecían pasaban a ser interpretadas por los adivinos correspondientes. Las preguntas realizadas a los ancestros responden a temáticas diferentes tales como embarazos, enfermedades, el tiempo, la caza, asuntos de guerra etc.

Hueso oracular con inscripciones. Fuentes: Wikimedia Commons.
En estos huesos empleados en los ritos adivinatorios se encuentran las primeras evidencias de la escritura china. Existen diferentes tipos de caracteres chinos y los más antiguos se remontan a estas fechas (los huesos más antiguos datan de entre los siglos XIII y XII a.C.) siendo principalmente pictogramas e ideogramas en otros casos, es decir, dibujos más o menos esquematizados o simplificados y que representaban un concepto o idea (abstracta o no). La evolución del dibujo o imagen original daría como resultado muchos de los caracteres usados en la actualidad, por lo que muchos de los caracteres tallados en los huesos oraculares son interpretables o deducibles a día de hoy.
Estos huesos comienzan a ser estudiados a finales del siglo XIX y principios del XX cuando el erudito Wang Yirong se dio cuenta de algo sorprendente: unos huesos que compró para elaborar un remedio tradicional chino tenían una serie de inscripciones antiguas. Tradicionalmente estos restos arqueológicos (igualmente los fósiles) eran llamados “huesos de dragón” y se empleaban en la medicina china.
El mayor hallazgo se da en las inmediaciones de la ciudad de Anyang (provincia de Henan) cuando los campesinos de la zona comenzaron a encontrar numerosos restos. Durante la década de 1930 los arqueólogos constataron que se trataba de un archivo de la dinastía Shang, probablemente el archivo real, y es que en el lugar se ubicaba la antigua capital dinástica. Tal y como se dijo anteriormente, esta técnica de adivinación se volvió un asunto de Estado y todas las consultas realizadas por los monarcas se guardaban a modo de archivo.
Si se está en China y se desea conocer más sobre los huesos oraculares es posible visitar el Museo Nacional de Escritura China ubicado en Anyang, donde está la mayor colección de estos huesos. Conocer el origen de la escritura china a través de un acercamiento a los huesos oraculares puede servir de gran ayuda y apoyo a la hora de introducirse aún más en el mundo de los caracteres chinos. Como muchas cosas en esta vida, es necesario conocer el origen para entender el presente, y más aún cuando se trata del sistema de escritura más antiguo del mundo aún vigente en la actualidad.