Se espera el retorno a las tasas chinas de crecimiento
Foto: Banco Central de China
Para los próximos años ya se prevé el retorno a las tasas chinas de crecimiento. La política fiscal y monetaria tendrá un rol central. Además, la inversión en las “nuevas infraestructuras” (5G) será uno de los motores del crecimiento.

El corriente año ha sido uno de los más duros para la economía mundial. Pero a pesar de que el epicentro de la crisis sanitaria se dio inicialmente en China, hacia finales del 2020, la economía del gigante asiático parece ser una de las más estabilizadas ante rebrotes del virus en diferentes puntos del globo. La estrategia del gobierno chino para enfrentar al coronavirus, desde el punto de vista sanitario y desde el punto de vista económico, fue clara desde el inicio: se realizó un confinamiento total en los puntos críticos (Wuhan y alrededores) primero, y luego se llevaron a cabo fuertes políticas de incentivos a la demanda agregada (créditos bajos, quitas de impuestos, emisión monetaria, entre otras) para dar impulso a la economía.

Como resultado, la República Popular vive hoy una aparente normalización de la situación. Las efectivas políticas llevadas a cabo en materia económica – en conjunto con el inicio de planes de vacunación en diferentes países, los cuales serían la solución definitiva al coronavirus -, permite augurar el retorno al crecimiento económico para 2021. De hecho, la recuperación económica generaría un efecto rebote y el retorno a las “tasas chinas de crecimiento”. Tal como reporta China.org se prevé que la economía china crezca un 7,5% el próximo año.

Uno de los sectores que generarían más impulso en lo económico, sería la obra pública (infraestructura) y la construcción. Se estima que la inversión en estos rubros aumente un 6,5% en 2021. La inversión en infraestructura se considera clave en China (y en otros países) por muchos motivos: es el sector que generalmente comienza a girar nuevamente la rueda de la economía. Pero para el gigante asiático, las obras en infraestructura no se limitan a transporte, energía y agua (servicios públicos esenciales, orientados a combatir la pobreza y la desigualdad en el país); sino que se esperan proyectos de inversión en lo que se considera una “nueva infraestructura”: esto es el 5G y los grandes centros de datos que requiere este servicio; los cuales representan una innovación tecnológica que pueden marcar un antes y un después en la economía digital venidera. Estas tecnologías digitales “se convertirán en la piedra angular de las actualizaciones de la calidad de vida y también impulsarán el fuerte crecimiento de la demanda”, dijo Cheng Shi, economista jefe de ICBC International.

Otro sector que se espera crezca a una tasa similar, es el de la industria manufacturera, esencial a la hora de mantener niveles de desocupación relativamente bajos en el gigante asiático. De hecho, el sector industrial, ya comienza a mostrar importantes indicios de recuperación (ver más aquí:  LaRutaChina). De la mano con la recuperación de la industria, se prevé la recuperación del consumo minorita, el cual puede aumentar un 10% en 2021.

De hecho, con la recuperación de los diferentes sectores de la economía china, así como la estabilización de situación en los diferentes países del globo, las previsiones más optimistas auguran un crecimiento de entre el 5% y el 6% del PBI promedio, durante los próximos 5 años para el gigante asiático. En este sentido, también se sostiene que la política fiscal y monetaria desempeñará un papel crucial. Desde la política fiscal, fomentando políticas de demanda agregada y, específicamente, la inversión (precisamente tanto en infraestructura de servicios públicos y la denominada “nueva infraestructura”). Esto se considera esencial para la mejora de los niveles de bienestar social.

Desde el punto de vista monetario, los esfuerzos deben estar centrados por generar incentivos para que las inversiones financieras se canalicen hacia la economía real. El sector financiero, en este sentido, debe ser clave para brindar la oferta de fondos necesarios para respaldar la inversión en activos fijos, la inversión en manufactura, la ciencia, y el financiamiento para el sector de innovación tecnológica y el sector rural y agroalimentario (fundamental en China, a la hora de lograr la soberanía alimentaria para la cuantiosa población).