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domingo, diciembre 10, 2023

Ser inmigrante chino en Argentina: la historia de Elías Wang

Elías Wang nació en la provincia de Fujian, en el sureste de China, y llegó a la Argentina en 2009, a sus 18 años. Sus padres, en ese entonces, ya se encontraban en el país y lo invitaron a venir. Hoy lleva casi 12 años viviendo en el país. Sus amigos le dicen que ya es mitad chino, y mitad argentino.

¿Por qué Argentina? ¿Cómo aprendió español? ¿Cómo fueron sus primeros años? ¿Cuáles fueron sus principales desafíos? ¿De qué provincia provienen la mayoría de los migrantes chinos? ¿A qué se dedican? Estas y muchas preguntas más dialogaron en un vivo por Instagram desde la cuenta @flordechina, con Florencia Rossi.

Argentina tiene alrededor de 220.000 chinos y muchos de ellos vinieron a la Argentina en las oleadas migratorias entre 1980 y 1990. Más del 90% proviene de la provincia de Fujian, y un porcentaje menor de Taiwán, de Shanghai y Cantón. Un gran número de ellos llegaron a Argentina de casualidad ya que sus planes originales eran emigrar a otros países, como Estados Unidos y Canadá, en busca de mejores posibilidades laborales. Algunos de ellos aprovecharon para tramitar sus visados en Argentina y finalmente ir a otros países, mientras que otros decidieron quedarse en Argentina. Según nos contaba Elías, los chinos que decidieron emigrar a Argentina se dedicaron, en un principio, a trabajar en supermercados, lavanderías, restaurantes, bazares y enseñanza de idiomas.

En el caso de Elías, nos cuenta que vino a la Argentina “en una nueva oleada migratoria”, en 2009. Sus padres ya se encontraban en el país. A su llegada, trabajó 2 años y medio en un supermercado. Hoy en día trabaja en una imprenta y en sus tiempos libres hace videos para su canal de Youtube (Elías en Latinoamérica) y saca fotografías.

Imagen: Florencia Rossi


Elías llegó a Argentina con mucha curiosidad, con ganas de vivir una nueva aventura. Pero cuando llegó se dio cuenta que, si bien tenía a sus padres que lo recibían, vivir en un nuevo país, con un idioma que no hablaba, con una cultura diferente, no era nada fácil. Elías aprendió español medio año en una escuela argentina y luego por su cuenta. Hoy en día lo habla muy bien. Aprendió charlando con la gente, mirando videos, leyendo libros y usando las redes sociales. Con sus padres y amigos chinos habla chino mandarín y con sus amigos argentinos y clientes habla español.

Elías vivió unos años en Mar del Plata y luego se mudó a Buenos Aires, la capital. Si bien recientemente muchos chinos que han venido a Argentina hace unas décadas han tomado la decisión de regresar a China ante el desarrollo social y económico de su país, y como consecuencia de la inestabilidad económica de Argentina, Elías no tiene planes de volver a China en el corto plazo. Sus padres, que ya regresaron a China hace unos años, lo esperan allá cuando él tenga ganas de volver. Sí le gustaría volver a vivir en China por un tiempo, para ver con sus propios ojos los cambios que ha vivido el país desde la última vez que estuvo en 2009, viajar y reencontrarse con sus padres, a los que extraña mucho.

Sus amigos le dicen que es mitad chino y mitad argentino. Elías toma mate y fernet. Ante la pregunta de si toma agua caliente (el hábito milenario chino), él contó que ya reemplazó el agua caliente por el mate argentino.

La comunidad china ha sufrido discriminación desde su llegada a Argentina y hasta la actualidad. Muchos argentinos tienen prejuicios por dos razones, según nos cuenta Elías. La primera razón es la ignorancia, muchos discriminan porque no saben, no conocen. En ese caso, Elías se toma su tiempo para explicar, para contar cómo es la cultura china. La segunda razón es la maldad, hay personas que solo discriminan para molestar y no tienen intenciones de saber o de conocer más sobre la cultura china. En este caso, Elías decide ignorarlos, porque no le suman, no le ayudan, y si se toma el tiempo de explicarles, no lo escuchan o no les interesa aprender. Al finalizar el vivo, Elías hizo una gran reflexión con respecto a la discriminación que sufre y ha sufrido la comunidad china en Argentina: “China y Argentina están muy lejos, la distancia, la diferencia ya está, no hace falta seguir marcando diferencias que no suman. Las diferencias son buenas para conocer, entender y aprender, pero no para marcar las diferencias, hacer hincapié en ellas y que quede allí. Discriminar no ayuda y generar etiquetas tampoco. Tenemos que entender la diferencia pero no hacer la diferencia. La idea no es separar a las personas y generar prejuicios, sino aprender, y unir también desde la adversidad. En definitiva, si bien la cultura y el idioma son diferentes, también tenemos muchas cosas en común. Debemos aumentar los canales de difusión de cultura china para que más y más gente tenga acceso a esa información y conozca mejor a China.”

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