Solo 1 cada 2.442 turistas chinos vienen a Argentina
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De acuerdo con las estadísticas de la Organización Mundial del Turismo (OMT) en 2019 170.000.000 de chinos continentales y 17.000.000 de chinos taiwaneses viajaron al extranjero. El mismo año 76.569 ciudadanos chinos visitaron Argentina, la mayoría no como turistas sino por negocios.

Solo 1 cada 2.442 viajeros chinos visitaron Argentina, la mayoría por negocios o visita a amigos y familiares por lo que ni siquiera son turistas en sentido estricto, siendo el turismo “la actividad o hecho de viajar por placer”; lo que en las estadísticas nacionales se agrupa en el agregado de vacaciones/ocio.

Según la Administración Nacional de Aviación Civil Argentina (ANAC), de los 26.778.000 pasajeros que usaron los aeropuertos de Buenos Aires (prácticamente única puerta de entrada al país) tan solo 2.717.928 eran residentes en el extranjero, de los cuales no pocos argentinos.  Sin embargo, 553.105 vinieron por negocios y 631.268 a visitar familiares o amigos, éstos sin duda visitarían el país independientemente de la estrategia de desarrollo turístico receptivo, de producto y de marketing que tengan los diferentes organismos estatales, agencias de viajes y aerolíneas.

Tan solo 1.376.519 fueron turistas reales, el minúsculo 5% de los pasajeros del sistema aeroportuario de Buenos Aires.

A excepción de un breve período, hace ya un siglo, en el que el país era destino de turismo aristocrático y de la alta burguesía europea, Argentina solo recuerda el turismo receptivo ante una crisis económica o cuando el déficit comercial trastoca las cuentas públicas. Los diferentes niveles del estado jamás tuvieron una estrategia sólida de desarrollo turístico receptivo, e incluso hubo una gran negligencia con el turismo interno por la cual generalmente fue más barato vacacionar en Brasil o Chile que en la Patagonia, muchas veces incluso en Miami.

“La única verdad es la realidad” de Aristóteles a Perón, y “buscar la verdad a partir de los hechos” desde el bimilenario Hangshu a Mao y Xi Jinping nos invitan a ser realistas y a partir de diagnóstico certero asumir la realidad para modificarla a nuestro favor.  Dejando de lado la autocomplacencia y las observaciones infundadas de tal o cual boom imaginario del turismo pasado, la realidad histórica es que Argentina nunca jamás fue un destino de turismo masivo y prácticamente siempre tuvo déficit en la balanza turística.  Incluso es fija en el podio de los países emisores de turistas de la región aún con 3 veces menos población que México, 5 veces menos que Brasil, y menos que Colombia (OMT).

Fuente: zetanoticias.com.ar

El turismo puede ser y es en muchos países una fuente de riqueza, y también de desarrollo cuando es correctamente planificado. Pero sobre todo es un gran generador puestos de trabajo y de empuje a las economías regionales como lo atestigua España con más de 2.700.000 empleos directos en el sector y contribución a la economía por 180 mil millones de dólares en 2019 (Instituto Nacional de Estadística de España); lo que equivale a aproximadamente la mitad de la deuda externa argentina y al PBI total anual del petrolero de Qatar,  y es superior al PBI anual de los 40 millones de ucranianos o 43 millones de argelinos.

Por lejanía de los centros emisores de turistas, estaciones invertidas, y nula dotación de playas internacionalmente competitivas (que es el principal objetivo del turismo masivo) es imposible de replicar el exitosísimo modelo de desarrollo turístico español que por perfectible que pueda ser es junto con su pertenencia a la UE la base del bienestar material de ese país.

Más interesante es estudiar el caso de Australia ya que su modelo sí es susceptible de ser importado en Argentina.  En base a datos de Statista.com el origen del principal contingente de turistas extranjeros en la antigua cárcel de ultramar inglesa es China, con 1.400.000 turistas chinos en 2018 y un ingreso de divisas para Australia en torno a los 12.000.000.000 dólares australianos. De esos turistas aproximadamente el 20% son estudiantes que pasan poco más de 6 meses y gastan unos 7 mil millones de dólares por año, unos 19.700 dólares por estudiante.  En el caso de Reino Unido y de acuerdo con el Higher Education Policy Institute (HEPI), los 120.000 estudiantes chinos que suele acoger gastan más de 5.400 millones de dólares por año.

Si Argentina hubiera tenido los ingresos por turismo chino de Australia las crisis cambiarias y las devaluaciones de los últimos 10 años con su consiguiente impacto inflacionario tal vez se hubiesen reducido.