Sun Yat-Sen: el 1° presidente de la República de China
¿Quién fue el líder político que encabezo el fin de la última dinastía? ¿Cuáles eran sus ideas? ¿Cuáles fueron sus éxitos y fracasos? ¿Quiénes se disputaron su legado? Y mucho más.

En la aldea de Cuiheng en 1866 nació el tercer hijo de una familia tradicional china. Su hermano mayor no quería trabajar la tierra, su hermana mayor padecía opresiones como el vendaje de pies y en su destino estaba marcado ser un trabajador de la tierra que pudiese aportar a la economía familiar.

Las costumbres conservadoras seguían vigentes en una China que comenzaba desmembrarse por las ocupaciones extranjeras que se habían iniciado con la guerra del opio con Gran Bretaña y los posteriores tratados desiguales. En ese contexto de contradicciones entre costumbres milenarias propias y una modernidad foránea creció Sun Yat-Sen.

La ruptura con su cultura y los mandatos tradicionales comenzaron cuando se escapó de su casa para viajar como polizón en un barco a Honolulu dónde lo esperaba su hermano mayor. Allí, en un solo año aprendió inglés, se destacó como alumno de un colegio con maestros ingleses y decidió convertirse al cristianismo. Tal fue su mimetización con la cultura occidental que su hermano mayor, que lo había impulsado a salir del hogar familiar, lo mandó de vuelta a vivir con sus padres.

La rebelión de Sun fue contra la cultura tradicional china y a la hora poder elegir de qué trabajar decidió estudiar medicina en el Colegio Médico del hospital británico de Hong Kong para desarrollarse como médico. A pesar de su juvenil rebeldía se casaría con su primera esposa a partir de un matrimonio arreglado por su familia.

De la rebelión cultural a la revolución política

La dinastía Qing hacía aguas por todos lados. Desde comienzos del siglo XIX venía sofocando rebeliones como la Taiping que llegó a controlar algunas de las principales ciudades del país. La incapacidad de dar respuestas a los conflictos internos comenzó a conjugarse con los avances coloniales posteriores a las guerras del opio cuando Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Rusia e Inglaterra avanzaron poniendo condiciones a la dinastía Qing que favorecían a la explotación comercial y las ocupaciones exclusivas de territorios.

Lo que hoy conocemos como “la primer” guerra sino-japonesa en 1894 fue un motorizador del activismo político para Sun y su generación. La rápida derrota militar llevó a la firma del tratado de Shimonoseky e implicó el traspaso territorial de Taiwan, terminar con la influencia de China sobre Corea, indemnizaciones por 150 millones de dólares y fundamentalmente una nueva humillación para el pueblo.

Sun aprovecho la oportunidad para comenzar a reclutar jóvenes y recaudar fondos impulsando la fundación de una República que termine con la dinastía Qing. Pero sus planes rápidamente se desmoronaron cuando en 1895 fue desarmada la incipiente organización de partidarios de la república. En Hong Kong se incautaron las 600 armas que intentaban entrar clandestinamente, decenas de partidarios fueron detenidos y varios de ellos fueron fusilados.

Sun lograría escapar hacia Honolulu desde dónde emprendería viajes hacia Estados Unidos, Inglaterra y Europa en busca de apoyo financiero de los chinos en el extranjero. Fue en uno de esos viajes que Sun sería secuestrado por la embajada china en Londres en octubre de 1896. El objetivo de la delegación china era enviarlo nuevamente a su país para que sea condenado por conspirador lo que seguramente le depararía una condena a muerte. Pero su amistad con James Cantlie (un médico que conoció durante sus estudios en Hong Kong) y la campaña mediática de denuncia que este impulsó le salvaron la vida a Sun que fue liberado rápidamente.

Posteriormente en 1904 Sun fundaría la Sociedad para la China Prospera en la que nuclearía a cristianos y a sociedades de ayuda mutua de chinos en el exterior.  Durante esos años su biógrafa Peal Buck contabiliza que impulsó un total de diez intentos de insurrecciones que fracasarían constantemente.

Bandera de la República de China (1912)

La revolución que se llevaría adelante en los últimos meses de 1911 no tendría a Sun como un gran protagonista en las insurrecciones que desconocían el poder de la dinastía Qing. Él se encontraba en Estados Unidos cuando la asamblea de Wuchang lo nombró como su presidente y estaba en Gran Bretaña cuando se lo nombró para ejercer como presidente de la República de China. Sun recién llegó a Hong Kong el 21 de diciembre. Bajo su gobierno se crearía la República de China el 1° de enero de 1912 y se restablecería a Nanjing como su capital. También se establecía su bandera de cinco colores que representaba a la pluralidad de China (con el rojo se representaba al pueblo, con el amarillo a los manchúes, con el azul a los mongoles, con el blanco a los tibetanos y con el negro a los mahometanos).

Una república que muere rápido e ideas que perduran

El gobierno de Sun prácticamente no existió. Cuando se fundó la República de China las provincias del norte no respondían al nuevo gobierno y seguían leales al primer ministro y jefe del ejército de la dinastía Qing, Yuan Shikai. Su poder ejecutivo y militar era insignificante respecto al poderío concentrado aún en Beijing en manos del líder del ejército.

La tensión se descomprimió rápidamente.  Yuan Shikai abandonó a la dinastía Qing asumiendo que su tiempo se había agotado, reconoció a la república y exigió quedar como presidente (de la cual se había transformado en un defensor). Por esa razón el 13 de febrero, a poco más de un mes de asumir como presidente, Sun Yat-Sen renuncia a su cargo.

Las ambiciones políticas ajenas a la república por parte Yuan Shikai salieron a la luz rápidamente y el conflicto con los seguidores de Sun Yat-Sen estallaría ante la solicitud de préstamos a Gran Bretaña. También en esta ocasión la tensión se descomprimió rápidamente. Los seguidores de Sun que se rebelaron contra Yuan fueron derrotados militarmente. Una vez más, Sun se debería exiliar, en esta ocasión en Japón. Las potencias extranjeras que Sun consideraba que apoyarían a la república terminaron financiando y consolidando el poder de Yuan que tanto detestaba.

En su exilio Sun fundaría el Partido Revolucionario Chino y retornaría al país para hacerse cargo brevemente del gobierno republicano en Cantón luego de las rebeliones que dividieron a China cuando Yuan intentó proclamarse emperador en 1914. Desde entonces el país quedaría dividido entre los distintos jefes militares provinciales denominados “señores de la guerra”.

Soong Ching-Ling, segunda esposa de Sun Yat-Sen, junto con Mao Zedong

Recién en 1923, luego de ser traicionado por uno de los señores de la guerra llamado Chen Chiung-Ming, Sun retomó el control de Cantón. Allí nombró como jefe del ejército a Chiang Kai-Shek a quien manda a formarse a la Unión Soviética y comenzó a recibir colaboración de ese país para armar un ejército profesional. Sun terminaría sus días en 1925 sufriendo un cáncer de hígado en Beijing durante un viaje en el que intentaba llegar a acuerdos entre los señores de la guerra para establecer una Asamblea Nacional.

Sun tenía como héroes a Napoleón y a Washington por lo que consideraba que  fueron sus capacidades para establecer una república en sus países. Sus ideas quedaron plasmadas en su libro “Los tres principios del pueblo” en lo que resume su defensa de la independencia nacional, la reivindicación de la democracia y el bienestar del pueblo.

El legado ideológico de Sun sería disputado a lo largo de todo el siglo XX. Así como Chiang Kai-Shek al huir a Taiwan luego de la revolución comunista de 1949 seguiría reivindicando la vigencia de la República de China, Mao  Zedong convocaría a la segunda esposa de Sun, Soong Ching-ling como vicepresidenta para la fundación de la República Popular China. Soon llegaría a ser copresidenta entre 1968 y 1972 y sería nombrada como presidenta honoraria de la República Popular en 1981 días antes de su fallecimiento.