

En la última década, el fútbol en China empezó a tener más relevancia internacional como nunca en su historia. La llegada de jugadores provenientes de las ligas más importantes del mundo a la CSL (Superliga China) fue un pilar fundamental para que la comunidad futbolera empezara a observar con atención el fenómeno de esta liga. También, el posicionamiento de China en los últimos años como una de las dos principales potencias económicas, la intención de su gobierno de impulsar el fútbol en tanto política de estado y de, a futuro, organizar un mundial, generó una fuerte irrupción en el mercado que rodea este deporte.
Sin embargo, en los últimos cuatro años, el sueño chino de tener una liga de futbol competitiva se fue apagando gradualmente, principalmente por las inversiones desmedidas que hubo y que terminaron generando un gran déficit económico que terminó con la desaparición y desafiliación de varios clubes.
La CSL fue creada tras la refundación de la Liga Jia-A en el año 2004 y es organizada por la CFA (Asociación China de Fútbol). A partir de aquí comienza un crecimiento leve en el nivel y en la organización de la liga pero, es en la temporada 2011-2012, donde empiezan a verse grandes inversiones de empresas chinas y extranjeras, y donde los grupos económicos comienzan a hacerse de la administración de los clubes, lo que significó la incorporación de grandes figuras.
Entre los jugadores de renombre que arribaron a China por primera vez, se encuentran el francés Nicolas Anelka y el marfileño Didier Drogba, quienes llegaban Shanghái Shenhua. La lógica que primaba en los clubes chinos, en general, era “fichar” jugadores que en otro momento se encontraban en un primer nivel europeo pero que, para entonces, veían el retiro cerca y China les presentaba una posibilidad de ganar mucho dinero llegando al ocaso de su carrera. Por ejemplo, Anelka que arribó con el pase en su poder, acordó un contrato de dos años con un salario de 234.000 euros semanales. En el caso de Drogba, pasaría a firmar un contrato por la misma cantidad de tiempo, en el que pactó 12 millones de euros por temporada.
A partir de la temporada 2015-2016, se genera el auge de la liga China, ya que los patrocinadores, la asociación y el gobierno apostaron completamente al armado de una liga competitiva al nivel de las más importantes de Europa, para generar un producto que sea rentable para vender los derechos de televisación. Es así que futbolistas pretendidos por los mejores equipos del mundo terminaron desembarcando en China.
Siguiendo la información de transfermark, el brasileño Alex Texeira tenía una oferta de 35 millones de Euros para llegar al Liverpool y prefirió llegar al Jiangsu Suning, que lo pagó 50 millones de Euros. Paulinho, quien jugaba en el Tottenham, arribó al Guangzhou Evergrande a cambio de 15 millones de euros. Asimismo, el argentino Ezequiel Lavezzi emigraba desde el Paris Saint Germain al Hebei Fortune en un traspaso valorado en 6 millones de euros. El futbolista firmó un contrato de tres años donde pasó a cobrar 43.5 millones de euros netos por temporada. También llegaría Carlos Tevez al Shanghái Shenhua por 40 millones de euros anuales. En 2017 se gastaron en total más de 400 millones de euros en fichajes y salarios.

Fuente: La Voz
Sin embargo, en 2018 empezaron los problemas. A pesar de las grandes sumas de dinero invertidas en estos años, la Superliga China no logró consagrarse como una liga competitiva, lo que ocasionó que no se pudiera generar un producto atractivo dentro del país ni fuera de él. Incluso la nacionalización de muchos jugadores extranjeros no dio resultado para mejorar el nivel de la selección nacional masculina, que hasta el día de hoy sigue sin hacer papeles destacados en las eliminatorias para los mundiales o en las Copas de Asia, lo que en parte decepcionó a buena parte de la sociedad que en algún momento sintió que el fútbol chino podría dar un gran salto de calidad.
Los gastos generados nunca se vieron en ganancia para los clubes, lo que llevó a varias instituciones a la quiebra. Previo al inicio de la temporada 2020, 11 de los 64 clubes profesionales de todas las divisiones del país fueron descalificados de la competencia debido a no poder afrontar los sueldos y los gastos.
Según SupChina, las estadísticas de la CFA mostraron que el gasto anual promedio de los clubes de la CSL fue de aproximadamente 1.100 millones de yuanes (unos 170 millones de dolares) en la temporada 2018 y la mayoría de ellos enfrentaron pérdidas. El Jiangsu Suning, que salió campeón del torneo 2020 de la primera división China, ahora ni siquiera participa de la competencia por una deuda de 77 millones de euros. Jiangsu FC es propiedad de Suning Holdings Group, quienes también son dueños del Inter de Milán y donde también hubo repercusión de los problemas financieros que venían de China, en parte por la crisis generada por la pandemia del Covid-19. Para contrarrestar sus deudas, este grupo económico alejará su negocio del fútbol. Además, en 2020 la CSL sufrió la disolución definitiva Tianjin Tianhai, club que se declaró en bancarrota en 2019 y que no pudo recuperarse de sus deudas. El Tianjin Tigers FC, propiedad de la empresa tecnológica TEDA, estuvo muy cerca correr la misma suerte.
En este sentido, la CSL se vio en la necesidad de establecer un tope salarial para la temporada 2021 de 90 millones de dólares en total por todos los clubes, los cuales algunos de ellos hoy en día sobreviven gracias al estado chino. Solo 3 millones de dólares puede ser el sueldo más alto hoy en día el futbol de China, lo que ha generado que los jugadores de renombre ya no vean al gigante asiático como un destino provechoso en lo económico y en lo deportivo para sus carreras profesionales.
De cara a la próxima temporada, cuyo calendario aún no se ha decidido debido a la nueva ola de Covid-19, el Qingdao FC y el Guizhou FC también se retiraron de la Liga 1 (segunda división) por no poder afrontar problemas financieros. En este contexto, es que la Asociación China de Fútbol confirmó que los 18 clubes de la Superliga china han recibido luz verde para jugar la nueva temporada, que tiene como último campeón del 2021 al Shandong Taishan. La entidad “relajó la auditoría de admisión de la pretemporada a principios de este mes para ampliar el plazo para resolver los problemas de atrasos salariales”. Esta nueva medida les permitió permanecer en la máxima categoría a todos los 18 clubes, según información de CGTN en Español.

Maqueta del futuro estadio de Guangzhou Evergrande. Fuente: Debate.com
A pesar de que la Superliga China no terminó siendo lo que se esperaba por parte del gobierno y la asociación, la política de que la sociedad se interese cada vez más en el fútbol no ha cesado. Del mismo modo, China no se baja de ser uno de los principales candidatos a organizar el mundial 2034, ya que posee una gran infraestructura para llevarlo a cabo. Desde el 2020 se vienen desarrollando la construcción de 12 nuevos estadios exclusivos para fútbol que se estima estarán listos en el 2023; entre ellos el “Flower City”, nombre que recibe el estadio por su forma de flor de loto, y que se espera sea el más grande del mundo con una capacidad para más de 100 mil espectadores.
También, en el plan del gobierno de Xi Jinping impulsado en el 2015 se espera (entre 2021 y 2025) que haya dos equipos por ciudad (masculino o femenino) en las dos primeras divisiones, más del 50% de los estudiantes de las escuelas estén involucrados en la ‘población de fútbol’ y tener más de un campo de futbol por cada 10.000 personas. Para 2025, se estima que por lo menos 50 millones de chinos y chinas tengan al fútbol como su principal deporte para practicar.