

En el marco de la inauguración de la conferencia anual del BFA, Xi posicionó la seguridad al tope de la agenda. En este sentido, acudió al pedido de cooperación internacional para poder afrontar los desafiantes problemas que enfrentan China y el resto del mundo.
El pasado 21 de abril, durante la inauguración de la Conferencia Anual del Foro de Boao para Asia 2022, el presidente Xi Jinping brindó un discurso bajo el tema de este año, titulado “El mundo en COVID-19 y más allá: trabajando juntos para el desarrollo global y el futuro compartido”.
En este contexto, mencionó los desafíos con los que se enfrenta la humanidad mientras escapa de una pandemia, advirtiendo nuevos riesgos emergentes. Entre los principales desafíos que enfrenta el mundo, el gobierno chino destaca el terrorismo, el cambio climático, la ciberseguridad y la bioseguridad.
Xi Jinping ya ha mencionado en reiteradas oportunidades la importancia que adquirió la seguridad en la agenda del gobierno chino, que promete redoblar sus esfuerzos en pos de un desarrollo de alta calidad. En este sentido, sostuvo que “la seguridad es una condición indispensable para el desarrollo. Nosotros, la humanidad, estamos viviendo en una comunidad de seguridad indivisible”.
A lo largo del discurso, Xi mencionó expresamente la intención de China de proponer una Iniciativa de Seguridad Global, resaltando la importancia de trabajar unidos para mantener la paz mundial y la seguridad. En este sentido, hizo hincapié en la necesidad de asumir un compromiso para construir una visión en común, colaborando hacia el mismo rumbo, con los mismos objetivos.
“Construir una arquitectura de seguridad equilibrada, eficaz y sostenible” fue una notable propuesta del presidente. Mientras que repudió la acción de buscar la propia seguridad a costa de la seguridad de los demás. A su vez, se refirió a la comunidad internacional actual como un aparato sofisticado e integrado, donde cualquier acto que remueva una mínima parte podría causar serios problemas en su funcionamiento. Es por esto que condenó ciertos actos que a su modo de ver, alteran su buen funcionamiento, y están destinados al fracaso. Tales como el unilateralismo, la búsqueda excesiva del interés propio y las prácticas de interrupción del suministro. Adicionalmente, repudió los intentos de forjar círculos pequeños o de avivar el conflicto y la confrontación de líneas ideológicas. En este sentido, hizo hincapié en el respeto que merece la soberanía y la integridad territorial de todos los países y especialmente, la no intervención en asuntos internos. Así como las vías de desarrollo y regímenes sociales elegidos por el pueblo de cada país. En cuanto a estos obstáculos, Xi sostuvo que la comunidad internacional debe adoptar “una filosofía de gobernanza global que enfatice la consulta amplia, la contribución conjunta y los beneficios compartidos”. Así mismo, destacó la necesidad de abogar por los intercambios y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones, promoviendo los valores comunes de la humanidad. Por último, expresó la necesidad de defender el “verdadero multilateralismo y salvaguardar firmemente el sistema internacional con la ONU en su núcleo y el orden internacional respaldado por el derecho internacional”. Mientras remarcó la importancia de que los países actúen respetando los principios básicos contenidos en la carta de las Naciones Unidas, como la cooperación, la igualdad y la buena fe.