La relación bilateral más prometedora para Argentina
Ante un mundo y una región plagados de incertidumbres la articulación sino-argentina resultó ser la más virtuosa ante la crisis desatada por el Covid-19.

El vínculo sino-argentino está marcado en las últimas décadas por el intercambio comercial. Se simplifica generalmente haciendo referencia a la exportación de soja y a la importación de insumos industriales y productos tecnológicos. Hace tiempo que también se demuestra la voluntad de parte de China en profundizar la inversión en energía o en la industria espacial.

El gobierno de Alberto Fernández, que asumió en diciembre apoyado ampliamente en las urnas, recibió un país con poca independencia para manejarse en un mundo atravesado por grandes confrontaciones. La prioridad de renegociar la deuda externa lo obligó inmediatamente a ser cuidadoso con las relaciones geopolíticas para evitar profundizar la situación de default. Al ser China uno de los focos de los ataques norteamericanos se trató en un primer momento de evitar la agenda bilateral.

Hasta marzo de este año la agenda sino-argentina parecía limitada a lo ya conocido, los proyectos de inversión en Tierra del Fuego, la colaboración en la exploración de la Antártida y la posibilidad de un memorándum para exportar carne porcina. Sin embargo, la pandemia aceleró los tiempos de las relaciones bilaterales. A continuación señalamos algunos hitos de los últimos 6 meses:

  • Alberto Fernández recibió al embajador chino Zou Xiali el 17 de marzo (apenas dos días antes de anunciar el Aislamiento Social y Preventivo Obligatorio) con motivo de aprender sobre como en el país asiático estaba combatiendo la pandemia. Fue un claro mensaje de rechazo a la sinofobia que se expandía por el mundo en las primeras semanas de la pandemia.
  • La “Operación Shanghai” comenzó en abril. China fue el principal proveedor de insumos médicos y sanitarios del país. Se abrió una ruta aérea directa a Shanghai que habilitó 35 vuelos de Aerolíneas Argentinas y posteriormente llegaron cinco buques cargados de contenedores.

  • Hubo un intercambio de mensajes entre Alberto Fernández y Xi Jinping el 10 de abril en el que se hizo explícita referencia a los métodos compartidos para combatir la pandemia.
  • La gestión del memorándum para la instalación de granjas productoras de carne porcina para exportación a China se transformó en una polémica en el mes de julio por las críticas de grupos ambientalistas. Su firma se postergó para el mes de noviembre cuando se espera que estén incorporadas las clausulas ambientales. El ambicioso proyecto plantea la exportación de 2 mil millones de dólares en los primeros años y una proyección de escala que podría multiplicar ese número por 10 en el futuro.
  • El Banco Central argentino (BCRA) firmó la renovación del swap de monedas con el Banco Central chino por 18.500 millones de dólares el 6 de agosto. El monto representa el 42% de las reservas internacionales del BCRA y se eliminó el requisito de mantener el acuerdo con el FMI que había solicitado la administración de Mauricio Macri.
  • Se ratificó, a través del Boletín Oficial del 7 de agosto, el tratado internacional para el uso de la estación espacial en la provincia de Neuquén por parte de la agencia China Satélite Launch and Tracking Control General.
  • En el mes de agosto también se llevaron adelante los encuentros del seminario virtual entre dirigentes del Partido Justicialista y el Partido Comunista de China. En el mismo se trataron temas de agenda común como la lucha contra la pobreza y se brindó información y apoyo a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Del lado argentino participaron Jorge Taiana, José Luis Gioja, Francisco Cafiero y Sabino Vaca Narvaja junto a más de 100 dirigentes, funcionarios y empresarios.
  • Se cerró un acuerdo entre el ministerio de Salud argentino y el laboratorio Sinopharm para facilitar el acceso a la vacuna elaborada por el laboratorio chino el 21 de agosto. La vacuna ya se encuentra en fase 3 y la fase clínica se realizará en Argentina. Se estima que la vacuna podría estar disponible a fin de año.
  • El Senado argentino votó con el apoyo del oficialismo y la oposición la incorporación de Argentina al Banco Asiático de Inversión e Infraestructura (BAII) el 3 de septiembre. Un paso importante en la participación del país en la Iniciativa de la Franja y La Ruta.
  • El mismo 3 de septiembre Alberto Fernández fue invitado por Xi Jinping para emitir un mensaje en la inauguración de la Feria Internacional de China para el Comercio de Servicios que se lleva a cabo en Beijing. El presidente argentino fue el único de la región invitado y pudo destacar su lugar de vanguardia en América Latina. Su exposición fue compartida con los y las jefes de Estado de Alemania, Singapur, Corea y Tailandia (socios estratégicos de China en el sector).

Las crisis aceleran los tiempos y estos 10 sucesos  aceleraron las relaciones entre Argentina y China de una manera que hubiera sido impensada durante la gestión del gobierno anterior o en el mundo pre-covid-19.

La sinofobia como amenaza

Argentina, como parte de la cultura occidental, no es ajena a la sinofobia reforzada en esta pandemia. Mientras las relaciones económicas, institucionales y políticas se profundizaron también sucedió lo mismo con las operaciones mediáticas que atacan al pueblo y a la cultura de China.

Durante los primeros meses de la pandemia se difundieron ampliamente las noticias falsas y estigmatizantes que acusaban a China por “crear” el virus pandémico o por “ocultar” información que hubiera evitado su propagación. Se ha logrado instalar en una parte importante del sentido común a las ideas que se vinculan con el concepto trumpista de “virus chino”.

Lejos de tratarse de una casual réplica de la sinofobia impulsada desde Norteamérica, en Argentina hay operadores locales que también atentan contra la profundización de la relación bilateral. Un ejemplo que evidencia ese objetivo es el portal Infobae. El portal de noticias más visitado del país se dedica sistemáticamente a publicar diariamente numerosos artículos atacando a la República Popular China y busca instalar conceptos como “imperialismo chino” o “mafia china” (entre otros).


Otro tipo de sinofobia también fue visto en el ataque al proyecto de exportación de carne porcina cuando algunos de sus opositores han hecho de #NoAlAcuerdoConChina uno de sus principales argumentos. En la oposición a este proyecto se ha argumentado haciendo referencia a los “lobbys chinos”, asociando a China con las pandemias o con los bajos estándares de salubridad por parte de algunos ambientalistas.

La sinofobia propagada desde grupos de derecha y de izquierda, conservadores y liberales, se muestra como transversal a la sociedad argentina y constituye un claro peligro ante la profundización de las relaciones entre ambos países.

Las ventajas de la relación bilateral

Para esta relación hay un dato estructural relevante para Argentina: desde septiembre de 2019 China desplazó a Brasil como su principal socio comercial. Mantener buenas relaciones para Argentina se ha transformado en algo vital para su economía e intentar avanzar en una relación inteligente se plantea como un desafío estratégico para el futuro del país.

Mientras que para China, Argentina podría pasar de ser un socio fundamental en una región clave para su abastecimiento de alimentos y energía. En sus documentos el gobierno chino ya ha señalado la importancia estratégica de América Latina para su presente y su futuro. Su estrategia de articulación es muy variada en el continente (acuerdos de libre comercio, asociaciones estratégicas, instituciones globales comunes, etc.). En los últimos años también ha intentado una relación común a través de un foro común con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

En la mayoría de los casos China cae prisionera de la desarticulación y la inestabilidad política de la región. En un continente que se les presenta hostil con personajes como Bolsonaro o sumamente inestable con situaciones como las de Bolivia, Chile o Ecuador, Argentina se presenta para China como una gran oportunidad para empezar a fortalecer las relaciones con la región en clave estratégica.

La relación bilateral sino-argentina ha logrado grandes avances en pocos meses y ha sido la más fructífera de todas. Para Argentina la relación con Estados Unidos hasta el momento estuvo marcada por el utilitarismo del corto plazo. La potencia norteamericana tuvo un rol fundamental en el endeudamiento argentino y lo tiene en la posibilidad de que el país evite el default. A eso, se le suma que atraviesa un año electoral. Más allá del inmediatismo del asunto deuda externa, con Trump en la presidencia las tensiones son inevitables como está sucediendo con el intento de imponer un candidato norteamericano al frente del Banco Interamericano de Desarrollo (en desmedro de Gustavo Beliz).

Alberto Fernández con Angela Merkel en su gira europea de febrero / Cedoc.

Con Europa, el gobierno de Alberto Fernández ha apostado a mantener buenas relaciones llevando adelante una gira por el continente a poco de asumir pero también con el mismo objetivo: lograr apoyo para salir de la crisis de deuda. Y con los gobiernos de América Latina los vínculos se limitan a protocolos institucionales y a diálogos esporádicos a excepción del vínculo con México. Alberto Fernández ni siquiera ha conversado por teléfono con Jair Bolsonaro y continúa sin reconocer a la dictatriz de Bolivia Jeanine Añez.

En un mundo en crisis sin precedentes, dónde las instancias de coordinación global y en la región han sido prácticamente nulas, la relación de Argentina con China ha resultado el vínculo más provechoso que se ha mantenido durante los últimos meses. China no solo ha mantenido sus niveles de importaciones de productos argentinos sino que también ha sido el único actor que le ha permitido al país tener certezas para abastecerse de insumos médicos y sanitarios. Esta articulación además es la única que en tiempos de crisis global le ha permitido a Argentina poder fijar nuevos proyectos a mediano y largo plazo.